Octubre de 1973, durante plena temporada de atunes.
Cuando los pescadores Miguel Medina González, de 48 años; José Ortega, de 46; Manuel Medina, de 42; y Juan Francisco Macías Medina, de 26, partieron de La Puntilla a bordo del barquillo “Francisca”, no podían imaginar la tragedia que les esperaba horas más tarde, en plena faena de la pesca de la albacora (atún).
Todos eran vecinos del barrio del Carmen de La Isleta, menos Juan Macías que vivía en Las Coloradas. José Ortega era el único miembro de la tripulación que no pertenecía a la familia Medina.
Después de navegar y situarse en el pesquero (sitio del mar, a donde se acude a pescar frecuentemente), situado a 4 o 5 millas de La Isleta, en pleno mar abierto, se dedicaron a pescar a liña.
Primero se dedicaron a pescar potas, las cuales utilizaban como carnada para la pesca de las grandes albacoras y peces espada (picúas): grandes “bichos” de 80 o 90 kilos y 2 metros de largo.
La pesca de la albacora iba estupendamente, pero el barquillo “Francisco” mostraba su inestabilidad debido al exceso de kilos a bordo. Fue entonces, en uno de los últimos lances antes de regresar, cuando atraparon un bicho grande. Al intentar mantenerlo, los muchos kilos de la pesca se desplazaron hacia una banda y el barquillo zozobró en plena noche. A pesar que intentaron achicar, perdieron la embarcación.
En un primer momento, debido a la confusión y a que era de noche, se pensó que el barquillo había sido atacado por un enorme pez, tal como recogen las primeras crónicas periodísticas. Sin embargo, la verdad es que el barquillo se trabucó debido al exceso de peso.
Cuando los familiares y otros compañeros se impacientaron porque la “Francisca” no regresaba a tierra, a La Puntilla, avisaron a la Estación Costera del Puerto de La Luz. Partió un helicóptero de rescate que localizó, tras una hora de rastreo, a los supervivientes agarrados a una de sus capturas (una picúa) y a un madero del barquillo. Habían estado 12 horas en el mar.
Tras arrojarles un bote salvavidas y unas bengalas fueron posicionados, siendo recogidos una hora más tarde por el “Joven Antonia”, una embarcación turística que realizaba una excursión.
Lamentablemente, nunca se logró encontrar al tripulante más joven, Juan Francisco Macías Medina, de 26 años, quien quedó perdido para siempre en las oscuras aguas del Atlántico, muy cerca de su hogar en el barrio de Las Coloradas.
Fuentes: testigos del suceso y prensa local
Foto portada: La Provincia
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