Foto de portada: se ve a Dora con sus amigas posando junto a uno de los chorros de la Central Eléctrica.
Una de las grandes diversiones playeras de la chiquillería de Guanarteme en los años 60 y 70 del siglo pasado era meterse debajo de los chorros de agua caliente del muro de la desaparecida central de la Cícer.
El agua caliente que salía por las aberturas de la pared de piedras de la fábrica hacia la playa era consecuencia del proceso de refrigeración de la maquinaria, motores, calderas, etc.
El agua fresca del mar, llegaba desde Los Muellitos (que para esto se hicieron) por canalizaciones enterradas en la arena hasta los motores y calderas de la central de Unelco, tras refrigerar la maquinaria, volvía a la playa calentita a través de las aberturas del muro.
Era como una ducha de agua caliente tras el baño en la fresca marea.
Que recordemos, había un par de bocas en el muro que colindaba con la playa, y otra abertura en medio de la playa que era como un pequeño géiser.
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