Se desconoce cuál es el momento exacto en el que las torrijas comienzan su andadura; sin embargo, se cree que datan de la Edad Media. A partir de entonces, la receta se propagó con rapidez por toda la geografía española. Su cuna se encuentra en los conventos, donde constituían el remedio perfecto para aprovechar el pan sobrante. Poco tiempo después, comenzaron a prepararse en las casas y restaurantes. Esta receta en concreto la probé en uno situado en Costa Teguise, en la Isla de Lanzarote, muy conocido, entre otras cosas, por la elaboración de este rico postre.
Ingredientes
Leche, una cáscara de limón, rama de canela, vino dulce de malvasía de Lanzarote, miel, 2 huevos, rodajas de pan de días anteriores.
Elaboración
Calentamos la leche con la cáscara del limón y la ramita de canela para que esta adquiera el aroma de estos ingredientes. Una vez que haya hervido, vertemos la leche en un recipiente de cristal y añadimos un generoso chorro de vino dulce de malvasía.
A continuación, sumergimos las rodajas de pan una a una en la leche y luego las pasamos por huevo batido. En una sartén con aceite bien caliente, las freímos hasta que estén doradas y las reservamos.
En una cacerola pequeña, colocamos la miel y un poco de agua, y dejamos que hierva hasta obtener un almíbar ligero. Sumergimos las torrijas en este almíbar y las colocamos en una bandeja para que se sequen.
Para acompañarlas, nada mejor que una copita de vino moscatel. ¡Son un auténtico manjar!
Receta de Juan Izquierdo.
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