“Cuando dos caminos se separan… toma aquel que se dirija a la playa”. Hannah McKinnon

La tarde es soleada

Las Canteras de ayer y hoy en la obra del pintor José Luis Vega

-Cuéntanos cómo era esta playa en tus años de niñez y juventud.

-En principio, he de confesar que yo no venía mucho a Las Canteras porque no me gustaba el control social que había. En aquel tiempo, estaba de moda venir a exhibirse a la playa, a relacionarse, a ligar… pero a mí me molestaban muchísimo las restricciones como el uso del albornoz y otras normas morales. Tampoco me interesaba el rollo de las pandillas. Yo me iba a la playa a la hora de comer con una chica que trabajaba en la Agencia de Aduanas Santa Catalina. Ella salía del trabajo a mediodía y nos encontrábamos en La madrileña, la churrería de la calle Ripoche. Ella bajaba en albornoz y yo iba vestido normal con unas bermudas debajo del pantalón, a modo de culotte. Realmente, los muchachos teníamos una pinta de lo más estrafalaria en la playa… y yo… encima que era pequeño, imagínate… ¡me metía ese cartucho!

-¿Qué zona de la playa te gustaba más?

-Nos poníamos delante del Club Palas, lo que hoy es el Hotel Reina Isabel. Allí estábamos rodeados de pandillas, pero nosotros no nos juntábamos con nadie, nos pasábamos el rato charlando y nadando. Ni siquiera nos dábamos bronceador, aunque sí recuerdo que algunas personas de aquella sociedad fina y snob ya lo utilizaban. La verdad es que yo nunca me quemé con el sol porque estaba muy curtido; desde pequeño jugaba en la calle y trabajaba al aire libre. Además, siempre fui muy deportista, hice lucha canaria, fútbol, judo, bicicleta, natación… Yo margullaba más de cien metros porque entonces no fumaba ni bebía, era un chico sano.

-¿Había algún lugar de encuentro de intelectuales y artistas en Las Canteras?

-Recuerdo que a finales de los años sesenta todos los viernes teníamos una tertulia en esa casita que después fue un restaurante chino, el House Ming. Allí nos reuníamos esporádicamente varios amigos como Nanino Díaz Cutillas, Sindo Saavedra, Óscar Sologuren, Matías Díaz Padrón, Orlando Hernández, Celso Martín de Guzmán, Pedro Perdomo Azopardo, Aquilino Saavedra, Manolo Bello, etc.

-¿Has llegado a pintar alguna marina de Las Canteras o te ha servido de inspiración el paisaje del arrecife?

-Sí, yo llegué a pintar una serie marina con la playa en bajamar, en Playa Chica, un paisaje maravilloso con un estilo impresionista. Pinté unos diez cuadros que regalé a amigos y parientes. Años más tarde, con mi amigo Sindo Saavedra, quise retomar el proyecto de pintar la playa desde su estudio en la zona del Charcón. La idea era similar a la de Monet, pintaría un cuadro de la playa cada hora del día, desde el amanecer hasta el anochecer. Date cuenta de que, cada hora, el cielo cambia totalmente de color. La luz en Canarias es muy especial a causa de las nubes de los alisios, eso produce diferentes tonalidades. También varía dependiendo del lugar por donde se pone el sol. Y la panza de burra incide en lo cromático de tal forma que produce tonos grises y una gama de rojizos y violetas suaves, pero pesados, que como a los seres humanos, nos baja la tensión y nos deja aplatanados. En fin, el mirador del apartamento de Sindo era un lugar ideal para pintar. Fue una pena que muriera tan joven sin ver cumplida su ilusión, aunque más bien era un reto.

-Tú has vivido en distintos lugares y conoces paisajes muy bellos por todo el mundo. Cataluña, Cantabria, Venezuela… ¿Podrías comparar aquellas playas con Las Canteras? Algunos sostienen que ésta es la mejor playa urbana del mundo.

-Aunque siempre se ha dicho eso por ahí, yo no creo que es verdad. Hay que reconocer que Las Canteras tiene unas características muy especiales y es una maravilla de playa, pero no es la mejor del mundo. Y si la miras desde un punto de vista urbanístico, yo diría que es la peor de todas. Por supuesto, es una piscina natural con un clima incomparable durante todo el año. El clima sí, el clima es lo mejor, porque en el Caribe hace mucho calor y en el Cantábrico hace un tiempo inestable, incluso, puede hacer frío en verano. La Barra también es un regalo, porque protege la playa. El paseo es ideal, pero también lo tiene Copacabana, el Sardinero… Hay playas urbanas maravillosas por todo el mundo.

-¿Qué proyectos artísticos desarrollarías en el espacio natural y urbano de Las Canteras?

-Yo haría dos proyectos. En primer lugar, empezaría por lo urbano, una rehabilitación completa desde La Puntilla hasta La Playa Chica. No digo que no haga falta esa remodelación hasta la zona del Auditorio, pero ahí se ha respetado más el espacio y la luz entre los edificios y el borde de la playa. A nivel urbanístico, el panorama es caótico y hay que intervenir de algún modo aunque el presupuesto sea costoso. Podemos tomar ejemplo de Barcelona, que supo aprovechar la oportunidad de los Juegos Olímpicos o, ahora, de la Expo de Zaragoza, que han sabido impulsar el cambio. Aquí hay que buscar un pretexto cultural o deportivo que desarrolle la ciudad, el puerto y la playa. Y en segundo lugar, yo propondría una idea artística para que se vea de noche La Barra de Las Canteras. Aprovechando los charcos naturales, con un estudio estratégico, pondría unos chorros potentes de agua con focos de colores que darían un espectáculo nocturno de luz y sonido sin igual. Hay ejemplos de ello en distintas ciudades marítimas del planeta que han sabido diseñar los planes de atracción turística con respeto al medio natural y en consonancia con las ofertas culturales y artísticas de los tiempos modernos. Las Canteras es la joya de la ciudad y debe tener un sello artístico especial que la defina. Además, el coste económico de este proyecto es mínimo.

-Por último, un tema polémico… ¿Crees que El Confital debería permanecer en su estado natural o propondrías algún tipo de actuación respetable con el medio?

– Justo encima de la Cueva de los Canarios, creo que podría hacerse un mirador incorporado a la montaña (como el Mirador del Río de César Manrique) con un restaurante y un pequeño museo donde se exhibieran al público los restos arqueológicos de la zona. Sería el mejor mirador de Las Canteras. Ahora bien, la parte baja de la playa de rocas yo la dejaría igual. El paseo de madera actual no me gusta porque tengo la sensación de que la naturaleza está siendo invadida. Allí, el espacio siempre ha sido virgen y así debe permanecer. Sólo intervendría en algunos lugares peatonales con piedra volcánica y elementos de madera, nunca con cemento y hierro. Podría crearse una zona de acampada con una fianza a devolver siempre y cuando se deje el sitio en perfecto estado. También, un chiringuito pequeño. Yo plantearía la zona como un paisaje natural marítimo protegido y de ocio, donde podrían realizarse actividades submarinas, deportes, paseos, etc. Un lugar de esparcimiento que sería un gran pulmón de oxígeno para la ciudad, con un control de costas permanente, guardias medioambientales y servicios de asistencia. Se trata de crear un parque natural náutico con criterio, planificación y respeto al medio ambiente. Nuestro medio natural es nuestro mejor patrimonio.

-Estoy totalmente de acuerdo con tu reflexión. Por eso, invito desde aquí a disfrutar estos días de esos paisajes naturales que reivindicas en tu exposición ‘Entre Papeles’ (1962-2007), en el Edificio Miller, organizada por el Ayuntamiento de Las Palmas de Gran Canaria, con motivo de las Fiestas Fundacionales de la Ciudad.

Por Teresa Iturriaga Osa

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Comentario

  1. Manuel Correa:

    julio 21, 2023

    Hola veo muchos escritos, entrevistas,blogs etc sobre José Luis Vega ,pero no veo fotos de sus obras por ningún lado,los que puedan , sería recomendable divulgar sus pinturas.Lo conocí en Caracas en los años 70. Saludos y gracias por lo que puedan hacer.

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