Precaución con el mar a marea llena y en zonas abiertas al oleaje
¿Cuándo fue la última vez que las olas atravesaron el istmo de poniente a naciente?
“Existía un barquero que con una falúa a remo pasaba la gente de una orilla a otra”, explica Juan José Laforet, cronista de Las Palmas de Gran Canaria"
Una imagen del istmo y de La Isleta en el cambio de siglo, del XIX al XX 📷
Todos hemos oído hablar de que, hace muchísimos años, el mar, por efecto de las grandes pleamares, atravesaba – por su parte más estrecha- el istmo de Guanarteme de poniente (Las Canteras) a naciente (El Refugio-playa de Sanapú).
Antes de la urbanización del istmo de Guanarteme (o istmo de Santa Catalina), y posiblemente también en tiempos prehistóricos, esto sucedía con cierta frecuencia, cuando las grandes mareas, impulsadas por la fuerza del mar, inundaban la lengua de tierra formada en el Pleistoceno, que unía “Las Isletas” con el resto de la isla de Gran Canaria.
Este fenómeno natural de las olas atravesando el istmo durante los grandes rebosos comenzó a ser menos frecuente cuando, a finales del siglo XIX, se iniciaron las construcciones —principalmente casas de veraneo— en el lado de poniente (Playa de Arrecife, ahora Las Canteras) y las construcciones portuarias en el lado de naciente.
Aquellas primeras casas construidas en Las Canteras tuvieron que instalar muros rompeolas para evitar que el mar invadiera las casas más cercanas a la orilla. Como explicamos en otros posts, estos muros, décadas más tarde, dieron forma al perfil del actual paseo.
La urbanización de un lado del istmo y las infraestructuras portuarias del otro hicieron que la franja de tierra entre ambas orillas comenzara a ensancharse. Además, urbanizar y colocar muros en la orilla de Las Canteras afectó el movimiento de la arena, que, impulsada por los vientos reinantes, avanzaba de poniente a naciente, acumulándose en Las Canteras y ensanchando la playa.
Posteriormente el intenso desarrollismo urbano sobre el istmo y el relleno masivo en el lado del puerto hicieron que, desde hace décadas, el mar ya no amenace con cruzar el istmo.
Reseñas históricas
La hemeroteca histórica de los periódicos locales revela antiguas notas sobre fenómenos meteorológicos que describen como las olas lograban inundar o atravesar el istmo de Guanarteme.
En el Diario de Las Palmas del 14 de enero de 1895 se lee:
«En el día de ayer y en la pasada noche, después de las doce, tuvo lugar un fenómeno bastante raro en la ensenada del Arrecife, es decir, en la zona de poniente del puerto de La Luz, separada de este por el istmo de Guanarteme. Dicho fenómeno consistió en una crecida del mar de dimensiones nunca antes vistas por los pescadores que habitan en aquellos lugares. El agua avanzó más de cien metros en extensión superficial, formando varias lagunas en la parte del Arrecife y llegando a penetrar en algunas viviendas. No hubo desgracias personales, y solo se registraron ligeros desperfectos en algunas paredes.»
En el puerto de La Luz no se dejó sentir la crecida del mar, y, como de costumbre, todos los buques allí anclados no interrumpieron sus faenas comerciales.
Las autoridades se desplazaron al Arrecife, y también muchas personas curiosas acudieron a presenciar el fenómeno, que, afortunadamente, no se ha vuelto a repetir.»
El cronista Luis García de Vegueta escribía en el periódico La Provincia en 1993 lo siguiente:
Las Canteras.— En las mareas del Pino —un lejano recuerdo de infancia— el agua podía cubrir el istmo de Guanarteme, desde Las Canteras hasta el puerto de La Luz. Veamos una noticia de don Antonio Betancourt, comerciante de la calle de la Peregrina, sobre una inundación que ocurrió en pleno invierno, mucho después de la festividad de nuestra patrona.
«En este día, 26 de enero de 1796, se produjo un fuerte mar de leva que se mantuvo hasta el 2 de febrero. Durante esos días, el mar del Puerto se unió con el del Arrecife (Las Canteras), de tal forma que los nacidos decían que en su vida lo habían visto tan fuerte y por tanto tiempo. Por esta causa se dilató el embarque de la gente del señor Obispo.”
Antonio Marrero Bosch, en uno de sus numerosos artículos escritos en la prensa, lo nombró varias veces:
«Quiero recordar aquí que a finales del siglo XIX y principios del XX, los pocos canarios que iban a las Canteras, aparte de los también pocos que vivían allí, tenían que construir un muro para defenderse del mar que cuando había pleamar, “marea llena” en argot playero y había “reboso”, invadía la tierra e, incluso por el istmo de Guanarteme, pasaba de un lado a otro en las grandes mareas invernales.»
¿Se sabe cuándo fue la última vez que las olas inundaron el istmo de Guanarteme?
No hemos encontrado reseñas precisas sobre la última vez que el mar envolvió el istmo, pero sí sabemos, tal como explica el periodista Adzubenam Villullas en el periódico La Provincia:
«Los mayores de La Isleta y del Puerto recuerdan historias de sus padres y abuelos en las que les contaban cómo ir de un lado a otro era tarea complicada con la marea alta, pues la carretera general -hoy calle Albareda- quedaba inundada. “Existía un barquero que con una falúa a remo pasaba la gente de una orilla a otra”, explica Juan José Laforet, cronista de Las Palmas de Gran Canaria.»
En el mismo artículo, el cronista Laforet comenta:
«La estampa de las dos aguas uniéndose quedaron para la posteridad en las primeras décadas del siglo XX.»
En el 2007, en una entrevista de esta web al añorado pescador e histórico patrón de vela latina Chano Ceballos, nos habló del día de su nacimiento:
«Yo nací un 29 de mayo de 1922 a las seis y media de la mañana en el número 38 de la actual calle Sagasta, en medio de un temporal de lluvia y mar. Nací rodeado de agua, en esa noche tormentosa y con el mar de fondo; el agua cruzaba de un lado al otro del istmo, de la playa del Arrecife a la preciosa y desaparecida playa de San Rafael.»
2 comentarios
Carmelo Rodríguez
27 de octubre de 2024A principios de 2018 hubo una marea que, de no existir los muros y las construcciones actuales, se hubieran unido las dos orillas
Mariano Dominguez
27 de octubre de 2024Yo me acuerdo haberlo visto. Ahora tengo 78 años y era un niño, o sea hace unos 70, en los años 50. La fecha exacta no la recuerdo.