Abierta al oleaje del norte y con corrientes intensas, la abrupta costa de La Isleta, llenas de calas, rajones y entrantes, entre Las Monjas (punta de El Confital) y La Hondura (en lo más profundo de La Isleta, ya en zona militar), es sin duda alguna una costa extremadamente peligrosa, donde incluso los pescadores más experimentados nunca están seguros.
La parte más peligrosa de este litoral es pasando la valla militar, hasta La Hondura, el lugar más profundo de todo el lado militar, y el último punto al que se puede llegar caminando.
Toda esta orilla se encuentra dentro del Espacio Natural Protegido de La Isleta.
Antes de llegar a La Hondura, justo al pie del volcán del Faro, se encuentra los Albarderos, un lugar frecuentado por pescadores y formado por rajones y recovecos. Aquí, en días de gran oleaje, la rompiente se convierte en una trampa para las personas que van a pescar, especialmente cuando el oleaje no es constante en días de mareas grandes, ya que los recalmones pueden confundir a los pescadores que se ven sorprendidos por una serie de olas grandes. También es muy peligroso cuando la fuerza del oleaje aumenta de manera repentina, lo cual es más frecuente en estas costas abiertas al norte.
El único consejo para garantizar la seguridad al 100% en esta costa es evitar acercarse a la rompiente a lo largo de todo el litoral para mariscar o pescar.
Si decides hacerlo, debes estar completamente seguro de las buenas condiciones del mar. Solo con el mar en calma, y con una predicción estable, esta costa puede considerarse “medianamente” segura. Aun así, si te asomas a la rompiente, deberías llevar un chaleco salvavidas puesto. Aunque algunos modelos puedan resultar algo incómodos, este accesorio puede salvarte la vida.
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Comentarios
Majorero:
Muy buen artículo. Como anécdota, comentar que durante mis años de universidad en Las Palmas, presenciamos cómo hubo que coordinar el rescate entre protección civil, salvamento marítimo, policía local y guardia civil, debido a un padre de origen filipino que decidió ir a mariscar a esa costa con su hijo un día de mucho reboso. Ambos cayeron al agua arrastrados por un golpe de mar. El hijo (un niño de entre 7 y 11 años) quedó atrapado y encajonado en una cueva, y pudo ser rescatado. Su padre no corrió la misma suerte, y desconozco si después de los 2 o 3 días que estuvieron buscándolo por toda la costa norte, apareció finalmente su cuerpo.
Rhc:
Como yo muchos años visitando la zona