Última actualización hace 2 años por MiplayadeLasCanteras©
Por Victor Valdivielso
Me imagino a la pareja formada por el geólogo Charles Lyell y su esposa, Mary Elizabeth Horner, observando el entorno de El Confital a principios de 1854 durante una visita a nuestra ciudad. El eminente geólogo escocés -de quien su tocayo y amigo Darwin se sentía en deuda y reconocía la influencia que tuvo las opiniones de éste en el desarrollo de las ideas evolucionistas en su obra ‘El origen de las especies’- estudiaba con detenimiento los diferentes estratos volcánicos de Las Isletas; mientras que su señora –experta en malacología- se refrescaría a la orilla del mar en busca de burgaos, lapas y otros moluscos confitaleros. Entre ellos encontraría , sin lugar a dudas, “los ojos de Santa Lucía”, que no son sino la tapa que cierra a modo de puerta al animalito dentro de su concha.
Encontrarse un ‘ojo de Santa Lucía’ se puede interpretar como una señal de buen augurio; aunque el presente y futuro de El Confital no depende de una cuestión de suerte, sino de una buena gestión pública que garantice este magnífico espacio natural libre de urbanizaciones e infraestructuras innecesarias a modo de teleférico…
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