Al venir navegando desde la isla de Fuerteventura hacia Las Palmas de Gran Canaria, lo primero que distinguimos desde el barco es la silueta de las tres principales montañas de La Isleta. Estos cerros son antiguos conos volcánicos.
“Los volcanes dieron origen a La Isleta; al soco de los alisios nació el istmo primitivo y, muchos, muchos años después, llegó la playa de Las Canteras.”
En la foto de portada: el de la izquierda es la montaña del Faro (249 m), el monte que vemos en medio es la montaña Bermeja (o Santa Bárbara o Las Coloradas) (240 m) y, a la derecha, está la montaña del Vigía (215 m).
“….de esta manera tenemos el nombre montaña del Faro, al haber este medio auxiliar de la navegación en su cúspide y Vigía por realizarse la función de “atalaya” desde tiempo inmemorial; Las Coloradas o Bermeja por su color rojo intenso tan característico…” _ Juan Medina Sanabria….”
Veremos la cuarta gran montaña, El Confital (120 m), cuando el barco enfila el puerto.
La Isleta, con sus 8,5 kilómetros cuadrados, llegó a tener, en diferentes periodos, 16 centros eruptivos. Su historial geológico es único en Canarias debido a la variedad y diversidad de sus formaciones volcánicas.
Estos centros eruptivos, que se formaron a lo largo de miles de años, incluyen conos volcánicos, cráteres y coladas de lava, lo que hace de La Isleta un lugar de gran interés para los geólogos y los amantes de la naturaleza. La combinación de estas características ha creado un paisaje singular que refleja la intensa actividad volcánica de la región y su importancia en el contexto geológico del archipiélago canario.
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