Boca abajo,
mis caderas prietas contra la playa,
sentí su calor.
Besé sus labios de arena,
acaricié su cuerpo infinito
hecho de marea, aire y resplandor.
Cópula inmensa, beso que no sacia,
eyaculación de angustia
y de dolor.
Abrazado a mi amante milenaria,
percibí la dudosa tragedia
de no ser sino yo.
Anónimo
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