Lo fue sin duda don Amaranto Martínez de Escobar y Luján, destacada personalidad de la vida social y cultural de Las Palmas en la segunda mitad del siglo XIX.
D. Amaranto nació en Las Palmas, en 1835 y murió en la misma ciudad en 1912. Fue nieto del imaginero Lujan Pérez y hermano de los célebres sacerdotes don Emiliano y don Teófilo Martínez de Escobar, ambos canónigos de gran cultura y de ideario liberal. Don Amaranto fue hombre inquieto, de carácter muy afable y jovial, patriota efectivo, no de palabra, y comprometido siempre con los empeños de toda índole de carácter progresivo. Fue socio co-fundador del Museo Canario y uno de sus dirigentes primeros más activos.
Fue desde siempre un adicto a la playa de Las Canteras. En el siglo XIX la playa (que era un paraje desierto) solía ser visitada anualmente por los habitantes de Las Palmas en la estación de los baños, no por muchos, y prácticamente olvidada el resto del año, salvo por la gente que vivía del mar en torno a La Puntilla. D. Amaranto en cambio, la visitaba con mucha frecuencia y era un fervoroso panegirista de sus excelencias. Tanto, que hacia finales del XIX llegó a residir permanentemente en ella, en chalets que fueron las primeras edificaciones urbanas en el lugar, de los cuales uno todavía subsiste, con su pintoresco mirador, al final de la calle Franchy y Roca, casi en el mismo Paseo de Las Canteras, a pocos metros de la terminación de la “Playa Chica”.
La fotografía que aquí se presenta corresponde a don Amaranto antes de su ancianidad.
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