Década de los años sesenta
“Al rico pescado de barquillo” gritaban los pescadores dispuestos a vender sus capturas tras varar sus embarcaciones en la arena de La Puntilla.
Las mujeres del barrio, los curiosos y algunos turistas se acercaban para ver la «ceremonia» de vender con las viejas pesas, heredadas de padres a hijos…, un pescado «vivito y coleando».
…antes venían trasmallos y nasas llenos a rebosar: sargos, salemas, samas, viejas y bocinegros, entre otros, coleaban y boqueaban en el fondo de la barquilla y llegaban fresquitos a restaurantes y viviendas…
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AMBROSIO MEDINA DOMINGUEZ
17 diciembre, 2020 at 5:14 PMEL PESCADOR CON LA ROMANA ES EL» SERIGUILLA» Y EL OTRO ANDRES EL» MUDO».