Hace 30-40 años, cuando las praderas de sebadales aún cubrían nuestros fondos, era frecuente ver entre la Cymodocea nodosa a este crustáceo “maestro del camuflaje”. La desaparición de la seba (tapada por la arena) y la persecución que sufrió por parte de los mariscadores —su gran amenaza— hicieron desaparecer al centollo de nuestras aguas interiores.
Es un cangrejo de fácil captura: solo hay que cogerlo por el caparazón y darle la vuelta para que no te atrapen sus largas pinzas; así se queda inmovilizado. Es un crustáceo que no posee ninguna protección en Canarias. Son muy pocos (si existe alguno) los ejemplares que, en la actualidad, habitan en los fondos submareales de Las Canteras.
Leemos su descripción en la Guía Visual de Especies Marinas de Canarias: crustáceo de caparazón semitriangular, con el margen armado de fuertes espinas. De color rojizo a marrón-rojizo con manchas amarillentas, pardas o azules.
El centollo se suma a otras especies —barraco, erizo de colores, camarón de charco, pollaburro y morena— que han casi desaparecido de nuestra playa de Las Canteras.
Esta disminución se debe principalmente a la pesca sin control y al furtivismo, que han impactado negativamente en la biodiversidad marina de la zona. La falta de medidas de protección adecuadas y la sobreexplotación de estos recursos han provocado un grave declive en las poblaciones de estas especies, poniendo en riesgo el equilibrio ecológico de este importante hábitat marino.
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N.
3 de agosto de 2024Y que bien cocinaba los centollos mi padre…