Esta es la historia de un muro, el de Punta Brava o Paseo Poeta Manuel Padorno.
Un muro que no divide fronteras ni países.
Un muro que sólo recoge su propia historia.
Una historia llena de color, azul como el mar de Las Canteras, a su color actual, pasando por el verdoso provocado por el oleaje al romper en él.
Un muro que sirvió de compañero de juegos, a mas de uno, para dar unos raquetazos, como si de un frontón se tratara, o unas patadas al balón.
Un muro que sirvió de plataforma de zambullidas en mareas muy altas, para los más atrevidos, retando al peligro.
Un muro con vida que acoge a las especies más ínfimas de la biodiversidad marina.
Así es el muro de Punta Brava, testigo de la historia y evolución de una playa.
Texto y foto Mª Elena Rodríguez León
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