Está la playa un poquito más descuidada. Se nota en “pequeños” detalles como las papeleras y los cubos de basura, que revientan de suciedad algunos días, los relojes del paseo, empecinados en no dar la hora correcta, la acumulación de sebas en la orilla, de un día para otro, etc. En algunos rincones de sus aledaños huele a meado (con perdón) y siguen manteniendo ese aspecto descuidado las calles y las plazuelas de la zona. Las esculturas del paseo por su parte aguantan estoicamente las inclemencias del tiempo y de la brisa marina así como la dejadez de quienes deberían ocuparse de ellas. Por último, el ambiente pegajoso marino y de la polución de los coches impregna las fachadas.
Con todo la playa consigue mantenerse a flote. Goza de bandera azul y, en general, de una buena calidad que nos permite a todos disfrutar de ella. Cuidarla es un deber colectivo, que no recae exclusivamente en las instituciones. Pero es importante llamar la atención de la opinión pública a tiempo para que no se instale poco a poco la desidia municipal, más en estos tiempos de crisis y recortes. Y es que al señor Cardona le gusta más la tijera que a un barbero.
Lo dicho: ojito con la playa, que se le cuide como se merece.
Luis del Río García
En El Charcón, a 30 de agosto de 2011