“Cuando dos caminos se separan… toma aquel que se dirija a la playa”. Hannah McKinnon

Viernes: con la brisa del norte llegan las nubes

La maravillosa vida que esconden los fondos de la Playa de Las Canteras “Con sabor agridulce”

Estos calores obligan a mojarse el cogote en la playita, así que aproveché para zambullirme los dos días del fin de semana (el domingo con un buen grupo de amigos frikis, sedientos de confital) y tirar unas fotillos para este nuevo capítulo. Tenía pensado escribir este artículo en plan positivo y entre bromas como hago siempre, pero va a ser que no. La verdad es que en esta ocasión el sabor de boca que se me ha quedado es más bien agridulce.

Agosto no es mes especialmente bueno para los que gustan de observar los fondos marinos, por lo menos de día. La abundancia de bañistas ahuyenta fauna y el fondo suele estar más movido. De noche es aún peor, pues los restos de basura son abundantes y esos sí que duelen a la vista. Quizá muchos no nos hemos dado cuenta todavía de que esos restos que dejamos en la orilla o en la barra grande se mezclan con el fondo cuando sube la marea. ¡Qué visión la de las bolsas de comida tiradas en plena barra! ¿Tanto cuesta llevárselas consigo y tirarlas al contenedor?

Entrando por el Peñón te topas con lo de siempre. ¡Mi madre, las lisas! ¿Las han visto? Hay lisas de más de medio metro, juraíto. Vaya lebranchos, cristiano. Ese constante y dañino desayuno que se ha hecho característico atrae cada vez a más peces y las tallas desorbitadas de algunos claman ya al cielo. ¿Pondrá alguien fin a este desatino alguna vez?

Los fondos se ven año tras año mermados de efectivos. No sé si serán cosas mías o será producto de la llamada del pan en la zona del Peñón, pero la verdad es que cada vez más, poco a poco, juraría que la fauna decrece. La tan ansiada retirada de arena es muy reciente y aún es pronto para ver algún beneficio evidente en fauna o sebadales; habrá que esperar.

Pero bueno, hay que disfrutar de lo que tenemos, que no es poco. La biodiversidad de las Canteras, enmarcada en un ecosistema que sigue siendo único por derecho propio, continúa su lucha a brazo partido contra la dejadez humana y asegura interesantes avistamientos a poco que uno esté atento y sepa dónde mirar. Así que vamos a recuperar el optimismo para finalizar esto.

Comparto con ustedes seis imágenes del finde. Un abade juguetón, que se entretuvo conmigo y con mi cámara un buen rato junto a la barra, un caboso minúsculo y un poco pasota que buscaba ese rayito de luz que tanto le gusta, una cabrilla que acechaba presa mientras me miraba un poquito cruzá, una hembra de trypetridón mimetizándose con el fondo, una doncella que me señaló mi colega Adri, y un cangrejo araña con el que el colega Jacob pasó un muy buen rato. Ahí queda eso, Canteranos de pro.

Calurosos saludos,

Manuel Marichal

 

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