Foto portada: Pacuco Jorge de niño saltando desde La Puntilla.
Yo nací en el año 20 ahí al lado, aquí en la playa. Desde el año 21, 22, 23, 24… estoy en la playa. Mi madre me llevaba todos los días. En esta foto, se ve a mi madre y a mi padre, ésta es la Caseta de Galán, ahí, donde está la calle Gran Canaria, y ésta es la Playa de Las Canteras. ¿Ves? Aquí estoy también en la Playa de Las Canteras con un amigo de mi padre. Y aquí nací yo. Bueno, pues casi desde que nací hasta que fui a la guerra, el año 37, con diecisiete años, todo ese tiempo estuve yo allí en la playa.
Teníamos nosotros una sociedad aquí al lado, que fue el Victoria también, se llamaba “La juventud porteña”, y estábamos todo el día en la playa, de mañana a tarde. Éramos tres amigos íntimos: Domingo Rodríguez, que trabajó en la construcción, Pepe Guevara, que era motorista de los barcos y yo. Y en esa esquina estábamos todos los días. Ahí mismo donde están las barquillas, pero antes estaba mucho más lleno, porque la gente de La Puntilla vivía de la pesca. Y, claro, todo el día en la Playa de Las Canteras, fíjate tú, la zona mía de Las Canteras es de aquí hasta donde estaba el Hospital Inglés, donde está el Cristina. Todo esto, desde aquí hasta allí. La playa antes vaciaba una barbaridad, una cosa tremenda, y vaciaba tanto que se hacían grupos de muchachos jugando al fútbol, cinco a cinco, seis a seis… Cogíamos dos pelotas de arena y hacíamos grandes partidos allí. Por eso salieron tan grandes futbolistas, ¿no? Muchos, muchos futbolistas. Más tarde, estuvo el Palace también allí. Aquí también se formó una cosa de waterpolo que jugábamos aquí con el Club Náutico, con Las Alcaravaneras… con equipos de aquí y también contra el Palace.
Aquí, todos los días, para formar el campo, era un trabajo tremendo, porque teníamos que poner unos sacos de arena en los extremos y había que margullar allí y poner los sacos. ¡Todo eso antes de jugar! ¡Todo ese esfuerzo era antes de jugar! Y claro, todo el día cogíamos las puertas, nadábamos y después entrenábamos, tirábamos a puerta. Toda esa historia. Así que yo fui primero waterpolista que futbolista, sí, porque yo me hice futbolista después de la guerra. Porque yo, cuando estuve en la guerra, estuve de permiso, estuve en Coruña… Hilario Marrero, el gran futbolista, no me conocía a mí, me conocía de la playa, pero no me conocía como futbolista. Hoy son profesionales de mucho dinero, pero también éramos profesionales antes, también, aunque ganáramos 500 pesetas. También éramos profesionales del fútbol. Pero, entonces, Hilario me vio en La Coruña y yo tenía un tío que era odontólogo, un hermano de mi madre, y… cuando iba a La Coruña, pues me iba allí a la casa de ellos. Hilario me vio por allí y me dice: “¿Qué haces aquí?”; yo le dije: “Pues estoy en la guerra, estoy en el cuartel, pero estoy con permiso…”. Y así jugué en el Coruña un par de partidos, no como equipo de liga, porque en esa época no había liga, eran equipos regionales. Jugué con Acuña, el célebre portero internacional, jugué con Hilario, jugué con Antón… Estaba en la guerra y no podía quedarme allí… me quedé dos o tres meses nada más.
Y de los recuerdos que tengo de aquí, de la playa, te voy a contar algo sobre el Sensat. El Sensat era un barco de pesca de esos grandes que se fondeó ahí fuera y tenía sus trampolines y todo. Era una cosa que estaba muy bien, además, tenía hasta una sala de baile. Y se hizo aquí un muelle pequeño para que la gente se embarcara en botes hasta el barco. Pero desde donde estamos ahora, en el Club Victoria, hasta allí, se hizo un pasadizo que era digno de ver… todo el público y las damas… Oye, paseando todo el mundo hasta el muelle. Allí había una escalerita y una barca que los llevaba hasta el Sensat. Bailes y todo, ¡cuántas veces me subí al Sensat yo! Y me tiraba de arriba, de los trampolines. La gente que iba allí era gente del Club Náutico, de perras.