El cabo y mi sargento por Pino Lorenzo López
-
Era una mujer con cara de pocos amigos- le comenta el cabo segundo a su sargento
-
Y ¿qué quiere decir exactamente con eso, Jiménez?
-
Pues que tenía malas pulgas.
-
No le entiendo
-
Sí, mi sargento, esa mujer echaba pestes de todo, y no dejaba títere con cabeza.
-
Bueno, ¿y qué tiene que ver eso con tener pocos o muchos amigos?
-
Pues que con esa cara de perro, no hay Dios que se acerque.
-
Pero si es una mujer guapa, tengo entendido.
-
Ya, pero guapa por fuera…
El sargento se quedó unos minutos meditando.
-
No quiero sugestionarle en la investigación, mi sargento, pero me temo que en este caso las aguas están revueltas. Esa mujer no iba por buen camino, y conseguía todo lo que se propusiese; y, aunque invisible a los ojos, cuando se mira con el corazón ya se sabe. Cogió a aquel pobre diablo, al que le daba mil vueltas, lo puso mirando para Cuenca, y le dio gato por liebre.
-
¡Ah! Ahora entiendo. La mujer que buscamos se mueve como una gata sobre el tejado de zinc.
-
Mi sargento, por favor, no me hable ahora de películas, que nos despistamos.
Ayúdanos a seguir informando día a día sobre nuestra playa: dona