La “Marisa” es su casa, su techo, debajo de su casco “boca abajo” están almacenadas todas sus cosas, ahí, sobre la arena de Las Canteras, a la vista de tod@s, lleva viviendo una pareja muchos meses.
Ellos son solo dos de las decenas de personas sin hogar y sin apenas recursos que mal viven en las playas de nuestra ciudad
Se levantan muy temprano, antes que nadie, cuando amanece. Su baño, mejor no saberlo. Él trabaja limpiando cristales por los alrededores, ella no lo sabemos.
Lo primero que hacen tras levantarse del lecho de arena es asearse en un cercano chorro lavapiés, él se afeita. Tras comprar el desayuno en el supermercado del paseo toca coger fuerza, el comedor es uno de los bancos de la avenida.
Cuando se van a buscarse la vida, su morada con sus pertenencias se queda vigilada por los conocidos del barrio.
Almuerzan sobre la arena. Mientras los demás playeros pululan y disfrutan bajo el sol ellos duermen la siesta a la sombra del bote. Se acuestan cuando cae el sol, no les importa que el paseo esté animado y lleno de paseantes. Ellos a los suyos, toca pasar la enésima noche a la relentada, solo protegidos por la “Marisa”
Fuera del apacible tiempo veraniego su vida se les complica: más frío, más olas, más humedad. Los primeros rebosos del otoño los obliga a salir de de la playa, entonces se refugian en un zaguán próximo. Cuando mejora el tiempo siempre regresan.
Nos cuesta creer que no tengan un techo donde refugiarse. Si así fuera, los servicios sociales del Ayuntamiento deberían de actuar con urgencia y darles la oportunidad de tener un sitio digno donde vivir.
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