Última actualización hace 6 años por MiplayadeLasCanteras©
La Barra, más que una frontera, es una invitación a seguir avanzando más allá de los rumores oceánicos. Se acerca y se aleja según las mareas y según las fuerzas de cada uno. Estos días de finales de agosto las grandes bajamares invitan a llegar a esa explanada que se vuelve fondo que enseña los secretos que suelen ocultar las aguas. Ayer me acerqué a última hora de la tarde y dentro de un rato espero estar oteando ese horizonte que a veces se acaba confundiendo con nuestro propio rastro. En esa visita coincidí con una niña que buscaba su nombre en el fondo de los charcos. Lo había grabado con una piedra hacía unas semanas y quería saber si el mar lo había conservado intacto entre sus aguas. No lo encontró. Había otros nombres y otros símbolos escritos entre las rocas. Me preguntó que cuánto duraba un nombre escrito bajo el agua. No supe qué contestarle. Quizá solo lo saben las sirenas que dicen que llegan cada noche de luna nueva a remojar sus cabelleras en esas grandes charcas que van recogiendo las espumas más luminosas del Atlántico.
Santiago Gil.
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