A ver si nos enteramos: ha desaparecido una escultura de Las Canteras hace ya dos o tres meses y a nadie parece importarle el asunto. ¡Ni siquiera a la prensa! Hablamos, claro, del hombre-pájaro-avión que se encontraba en la confluencia del paseo con la calle Luis Morote. De momento, allí siguen en su pedestal los otros tres.
Una de dos: o la escultura no tenía ningún valor y era sólo un trozo de madera carcomida pinchada en un palo o, por el contrario, como nosotros creemos, tenía valor artístico y testimonial. En el primer supuesto, lo normal es que la autoridad “competente” la hubiese retirado y, aún más, habría que retirar a sus tres “hermanos”, que continúan de momento en su pedestal: para qué vamos a tener objetos sin ningún valor en el paseo. En el segundo supuesto, que la autoridad “competente” la hubiese cuidado y que cuide a los susodichos tres “hermanos”, como debe ser.
¿Pero lo sabe ya Alfons Sard, su creador? Porque sería curioso saber qué opina el artista mallorquín al respecto. Esto no hubiese sucedido con el móvil de César, por ejemplo. Con la Lady Harimaguada de Chirino hubo un amago de dejadez municipal al principio de ser instalada en San Cristóbal y el artista reaccionó con tanta firmeza que a los munícipes de entonces no les quedó otra que cuidarla como es debido. Pero lo que más me llama la atención de este extraño asunto -insisto- es el silencio de los corderos de la prensa escrita y audiovisual, que no le han dedicado ni una línea. ¡Es que no me entra en la cabeza!
Ahora que están desempolvando de la hemeroteca las entrevistas a los artistas locales, que nos dan su visión de la playa (algunas muy sugerentes, por cierto), no estaría de más llamarlos y preguntarles por este hombre-pájaro-avión que “voló”.
Hombre-pájaro-avión, no te olvidamos y donde quieras que estés sabe tú que estamos preocupados por el futuro de tus tres hermanos.
Luis del Río García
En Muro Marrero, a 24 de febrero de 2008
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