Estampas del pasado: “El Muro Marrero” trampolín de la Playa Chica

Saltando desde el Muro Marrero en los años 40 📷

Antes de que el fallecido constructor Alfredo Farray ejecutara las obras de la Avenida de las Canteras, las viviendas que circundaban la atractiva playa capitalina estaban protegidas por unas paredes contra la acción arrolladora de las olas. Sobre todo en el mes de septiembre, durante los días de pleamar, las aguas traslúcidas se convertían en mareas altas que la gente denominaba, por sus furiosos y desbordantes ataques a los arrecifes disgregados en la enorme piscina natural que protegía la “Barra Grande”, como “Mareas del Pino”.

Puede decirse que al acercarse la festividad mariana, los bañistas del país concluían las vacaciones, quedando ensenada, peñas y arena, en la más completa orfandad de clientes.

El “Muro Marrero”, situado a la altura del pequeño recodo que forma la diminuta concha de la “Playa Chica”, tenía su origen en la casa solariega que poseía la familia de los Marrero, esquina a la calle Sargento Llagas, colindante con las de don Eufemiano Puentes Díaz, don Bruno Naranjo, don Bernardino Correa, don Guillermo Sintes, don Pantaleón Quevedo, etc. Manolo, el benjamín de la familia Marrero, utilizaba el “Muro” como un trampolín natural para realizar acrobáticos saltos, ante la admiración del público que se acercaba para presenciar increíbles lanzamientos sobre un palmo de reducidos centímetros de altura de agua. Era imitado por una estela de magníficos tritones en embrión, entre los que recordamos a Quique Martínez, ex-preparador de la selección nacional de natación; el malogrado Julio Navarro, que dio su vida en la guerra de Liberación Nacional; Fernando Navarro Valle, delegado provincial de Educación Física y Deportes; el extinto Roque Díaz; su hermano Ramón, y en resumen, aquella jerarquía de deportistas pioneros que difundieron el nombre de Canarias en las piscinas de Las Arenas en Valencia, expresando el balbuceo de la pujante natación del Archipiélago.

También llegaban al “Muro” aficionados improvisados. Macolo Mentado nos causaba asombro con su capacidad pulmonar al sumergirse en el fondo. Cuando el mar estaba transparente, una alfombra de azul delicado y claro constituía un verdadero espectáculo. El “margullo” de Macolo deslizándose a ras de la arena con la suavidad de un hidro era impresionante. Los chiquillos, avezados en la geografía de los ríos de España, le llamaban “el Guadiana” por su desaparición en “la tirada” y su aparición rebosando la “Barra Chica”. La verdad se ocultaba y se revelaba como la misteriosa y legendaria luz en la Tefía de Fuerteventura.

Sin duda, Manolo Marrero fue el estilista número uno de la Playa Chica. Deportista hoy en el olvido, vencedor en sus años de estudiante en las corcheras de la piscina de Marsella sobre el campeón americano que interpretó en el cine el papel de “Tarzán”, Johnny Weissmuller, presidente de la Federación Canaria de Natación, medalla al mérito deportivo y presidente del desaparecido Club de Fútbol “Gran Canaria”, habilitó su local social, donde el pasado año se administraba la U. D. Las Palmas. Además, arregló la antigua “pileta” del Metropol, promocionando, de su propio peculio, los valores de la natación isleña.

Ayer, casualmente, lo vimos afligido al registrarse en la gacetilla de los sucesos de la prensa un grave accidente en su antiguo y nostálgico “Muro de Marrero”, protagonizado por el joven de 17 años *Gabriel Balladares Hernández. La inexperiencia puede segar la flor de la vida.

Y es que tanto Manolo como Macolo fueron especialistas en ese lanzamiento, perforando temerariamente, en pocos centímetros de agua, la cresta blanca del espumoso revoltijo de las olas…

Manolo Marrero, cuando se lanzaba en pocos centímetros de agua desde el famoso y popular muro en la Playa Chica.

Publicado el 25 de julio de 1971 en el desaparecido El Eco de Canarias

*Gabriel Balladares Hernández, de 17 años, estudiante, natural y vecino de Las Palmas, con domicilio en el Barrio de Don Zoilo, en la trasera de la iglesia, sufrió un gravísimo accidente el 22/07/1971 cuando se lanzó desde el Muro de Marrero.

Se le observó cuadriplejia por probable fractura de vértebras cervicales, de pronóstico gravísimo, siendo internado en la Clínica de la Seguridad Social. Las graves lesiones que sufrió Balladares Hernández se produjeron cuando se hallaba en la Playa de Las Canteras, al tirarse desde el muro conocido como “Muro de Marrero”, junto al “Hotel Gran Canaria”, desde una altura aproximada de tres metros, golpeándose la cabeza en la arena debido a la poca profundidad del lugar. (El Eco de Canarias)

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