Hace días y de conversación con una querida amiga con raíces en el norte de España, más concretamente de Bilbao, me comento que es impensable tener un edificio como el Auditorio, con un capacidad cultural y social bestial y que solo se abra al publico- y este muy determinado- cuando haya algún concierto. Ella me hablaba del Guggenheim, el emblemático edificio proyectado por el prestigioso arquitecto Frank O. Gehry , y que ha puesto a Bilbao en el mapa cultural español y mundial. Me comentaba que el Guggenheim desarrolla una enorme actividad cultural y social en Bilbao, son multitud las exposiciones y actos culturales tanto de artistas locales como foráneos que allí se hacen, por lo que este emblemático edificio cumple con la misión de centralizar parte de la vida cultural diaria de Bilbao. El Guggenheim, vayas el día o la hora que vayas, esta abierto. Puedes visitarlo y disfrutar de sus salas de exposiciones, cafeterías y tiendas cuando quieras. Es un edificio con vida intensa. Mientras aquí nosotros tenemos al emblemático edificio del arquitecto Tusquets como una fortaleza inexpugnable, siempre –menos cuando hay algún selecto acto- cerrado tal fortín. Con la necesidad de espacios de expansión que tiene la ciudad y con las posibilidades turísticas del lugar. Es ilógico ver a los turistas merodear por los descuidados alrededores, sin tener la posibilidad de visitar por dentro uno de los edificios más importantes de esta ciudad “turística”.
Abramos las puertas del Auditorio Alfredo Kraus a la luz de la playa, organicen exposiciones, motivos para visitarlo, habiliten sus cafeterías. Que el pueblo lo disfrute día a día, por la mañana, por la tarde y por la noche, que podamos asomarnos a sus terrazas a ver la magnifica playa de Las Canteras como lo hacen las estrellas del Festival de Cine.
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