Uno de los grandes atractivos de Las Canteras es el considerable número de esculturas que adornan su paseo; sin embargo, el aspecto actual de algunas no es el mejor de los posibles, es visible cómo unas gozan del cuidado más que otras. Aprovechando que estamos en plena carrerilla electoral, nos permitimos recordar a responsables y candidatos la necesidad de cuidarlas y conservarlas.

De punta a punta, de Este a Oeste, el espacio escultórico playero va desde el móvil de César Manrique en La Puntilla, algo descolorido ya, al inmenso Alfredo Kraus verde que está junto a su auditorio (si es que el auditorio no es en sí una gran escultura, claro). Pero puede ser más amplio aún para quienes –como nosotros, por ejemplo- contemplen el Monumento al Atlántico de Gallardo como parte de ese espacio. De hecho, la roca viva de Gallardo participa más de la vista playera que algunas de las obras con las que podemos tropezarnos por el paseo: está más presente, más cercana.

Ahora que nos invitan a pasear los domingos por Las Canteras disfrutando del trabajo de jóvenes artistas (músicos, titiriteros, magos), no estaría de más disfrutar también del arte “estático” de las esculturas en buen estado. Son los niños los que van descubriéndonoslas a su paso: que si juegan a hacer el caballito en el pescador de cobre que limpia el pescado y lo va desperdigando; que si pasan su tierna mano por el lomo rasposo del pez de granito; que si miran asombrados los hieráticos bustos del gran Saulo Torón o del doctor Apolinario, etcétera.

El resto las veremos en el próximo: «Esculturas II»

Luis del Río García

En el Jardín del Atlántico, abril de 2007