El otro día conversando con un conocedor de nuestra flora nos comento que es muy triste como nuestras palmeras canarias van cayendo en las islas por culpa de la plaga del picudo rojo, un de las tantas plagas que acosan a nuestra fauna vegetal, fruto de la incompetencia de unos y las ansias de enriquecerse sin pensar en las catastróficas consecuencias de otros.
Me señalaba este especialista que hasta el nombre científico de estas palmeras (Phoenix canariensis), hace referencia a nuestras islas como lugar de donde son endémicas. Nombre que es marca de prestigio y da categoría a estas majestuosas plantas por todo el mundo. Y aquí, en su casa, en su tierra, en las “Afortunadas” es donde están encontrando muchos ejemplares su triste fin. Como otras tantas cosas maravillosas de nuestra tierra que no se han sabido ni cuidar y apreciar. Nuestros bellos palmerales de phoenix canariensis, orgullo de nuestros paisajes canarios se van menguando sin que nadie ni nada lo remedie. Desafortunadas bellas y ancestrales palmeras, no han sabido cuidarlas, quien tenia la obligación de hacerlo.
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