“Necesito el mar porque me enseña.”. Pablo Neruda

Viernes: aviso naranja por costeros (oleaje) y aviso amarillo por viento.

Maestro Rafael Marrero Padrón, Maestro mayor de ribera de profesión y oportuno hacedor de destiladeras de agua en piedra

En memoria de mi abuelo y en reivindicación del primer asentamiento junto a la Playa del Arrecife, hoy de Las Canteras.

PRESENTACION.

A modo de presentación diremos como ya es sabido, que el apellido Marrero esta muy extendido por todas las Islas Canarias, especialmente la de Gran Canaria. Procede este apellido de los tantos que nos fueron importados de la nación hermana de Portugal por el conquistador y poblador de la isla de Tenerife, Gil Marrero, caballero portugués llegado a la vecina isla a finales de siglo XV.

Casó con Dña. Constanza de Alonso y de sus hijos descienden los que llevan este patronímico tan singular. Unas de sus ramas paso a Gran Canaria ubicándose en la ciudad norteña de Arucas.

En la fachada principal del edificio del Frontón (C/ Leon y Castillo) en la ciudad de Las Palmas de Gran Canaria, en su parte derecha, se halla esculpido en piedra el escudo de armas que corresponde a los que ostentan esta apellido.

RAFAEL MARRERO PADRÓN.

Fue Don Rafael, mi abuelo, un personaje de su época, emprendedor, comerciante, riguroso y elegante en sus tratos y como tal un patriarca singular. Es este pequeño trabajo un necesario paseo por algunos pasajes de su vida que se trasladan desde el recuerdo y la memoria de quienes de él me hablaron, especialmente mi madre, su hija, y de las notas que he podido recabar de quienes le conocieron.

(‘ Primo hermano de D. Manuel Campos Padrón el primer comerciante de la calle Triana, de origen portugués).

CONSTRUCTOR DE BARQUILLOS DE DOS PROAS.

Era hijo de uno de los socios del varadero de San Telmo y aprendió el oficio de su padre, maestro mayor de ribera, hombre de letras y números. Su padre tenía la concesión de los terrenos de la hoy bahía de las Canteras para su uso como varadero y con él llego a un acuerdo para que le traspasara dicha concesión y poder establecer su pequeña industria de fabricación de barcos.

Y es aquí que empieza la historia del primer asentamiento y el porqué se llama hoy así la Playa de Las Canteras. Por aquel entonces desde Lugo (barrio situado fuera de la portada) hasta La Puntilla no existía sino un jable y un campo de dunas de arena. En el extremo que lo unía a la Isleta, la Puntilla, el mar en las mareas grandes atravesaba el istmo a la altura del mercado del puerto.

Y fue en esa zona donde Maestro Rafael se las pertrechó para preparar la infraestructura del varadero-almacén, un tinglado de construcción y un corral para las bestias. Todos los días recogía fuera de la Portada al personal (tres oficiales de primera, diez aprendices y cinco peones) y empleaba dos carros de dos mulas cada uno (de su propiedad). Salían a las seis de la mañana y regresaban a las seis de la tarde y maestro Rafael los acompañaba a caballo.

Fue aquella instalación la que junto a otras edificaciones derivadas de su actividad y de la pesca dio lugar al primer asentamiento en el Puerto en la franja del litoral hoy conocida como Las Canteras.

Terminadas todas las instalaciones, pone en marcha el varadero y la maquinaria. Un sin fin para el corte de tablas y ligazón para las cuadernas, quilla, roda y codaste. Los barquillos que se construían eran de unos ocho metros de eslora aunque a veces llegaban a los diez o los doce pero siempre de dos puntas, aunque según notas y fotos reparaba varados en la Playa barcos de hasta veinte metros. La terminación de unos de estos barcos era de unos treinta días contando los sábados (según notas) todos ellos con palo palanca de vela latina y remos.

Para atender otras necesidades de la época. Maestro Rafael hizo la voladura del canal de entrada en la parte Este frente al actual restaurante “La Marinera” para entrada de barcos de mayor tonelaje.

Los maestros y operarios si no estaban armando un barco se dedicaban a hacer quillas, rodas y codaste y cuadernas y se clasificaban por eslora y se colgaban para el secado. Siempre en armazón tres barquillos de cada tipo (ya que maestro Rafael trabajaba en serie).

Cabe decir que en aquellos tiempos no existía en ninguna de las islas, varaderos para la construcción de barquillos de dos puntas como los que fabricaba Maestro Rafael. Todos los barquillos de ocho, diez o doce metros de Tenerife, Las Palmas, Fuerteventura y Lanzarote salieron del varadero de Don Rafael de la Puntilla.

FABRICANTE DE PILAS DE AGUA (DESTILADERAS)

En aquella época había muchos problemas con el agua y su salubridad, se daban muchos casos de tifus y otras enfermedades por disponer de agua sólo de aljibes o depósitos en malas condiciones.

Maestro Rafael era un hombre de ideas claras y con mucha iniciativa pues le venían de raza de maestros que conocían tanto las riberas como la construcción y puso en marcha otra industria, la de hacer pilas para destilar e! agua para beber y cocinar. La materia prima para estas pilas la tenía a píe de obra, gratis en la Barra. Solo había que sacarla y transportarla a las instalaciones de cantera. La piedra de la barra es una arenisca porosa que una vez seca filtraba perfectamente el agua.

Para sacar la piedra de la barra había que hacer voladuras con dinamita y luego extraer la piedra a la orilla y ser remolcadas por muías al taller de cantería. Maestro Rafael construyo una casa almacén que era el taller de cantería según rezan notas y fotos.

La construcción de las pilas no necesitaba mano de obra cualificada Maestro Rafael le ponía al lado del banco de tallado del aprendiz, una pila tallada por él, la herramienta necesaria, compuesta por un martillo, una escuadra, un metro, un nivel, un escoplo y una gubia abierta. Al mes el aprendiz hacía pilas como churros.

Las pilas (que destilan agua) del taller de cantería de maestro Rafael eran famosas en todas las islas y América. No había una casa en Canarias que no tuviera una pila para destilar el agua, con un plato sobre la boca de la talla y el jarro encima. La pila llena de culantrillo, era primordial para tener agua fresca y pura.

Aparte de explotarla para todas las islas, los primeros consumidores eran de Cuba, Puerto Rico y Santo Domingo. Las pilas se mandaban en guacales de madera de diez unidades.

EL PRIMER ASENTAMIENTO Y UNA INDUSTRIA SINGULAR.

Maestro Rafael, hombre leído y escribido con las cuatro reglas muy bien aprendidas, pone en marcha el plan para poder tener la mano de obra cualificada para sacar la piedra partida por la voladura en los Rajones (tenían que ser marineros). Para aprovechar los ciclos de las mareas que condicionaban la obtención de la materia prima, con el empleo de marineros-pescadores y el aprovechar tiempos y recursos don Rafael da lugar al primer asentamiento de los primeros pescadores de la Puntilla.

Así según las notas consultadas. Maestro Rafael se desplaza al norte de la isla, primero a Gáldar y trata con cinco familias de pescadores y posteriormente con cinco de Agaete para que se establezcan en esta nueva zona y establece con ellos un trato singular. El primer elemento del trato y tal como se estilaba en la época: “El trato de palabra, más que una escritura”, consistía en lo siguiente:

Darle un solar de 60 metros y facilitarle el material para hacer la casa de antes. Pozo negro, cocina leña o carbón, dos habitaciones y patio. Maestro Rafael se comprometía ha fabricar un Barquillo de 8 metros de eslora, equipado con vela latina y remos (en 30 días) para las tareas de pesca.

El marinero trabajaba cuatro días para maestro Rafael transportando la piedra ya cortada de la barra a la orilla y tres para si mismo en la pesca.

Aquí empieza el primer asentamiento de los primeros pescadores de la Puntilla.

DON RAFAEL, MI ABUELO.

A Maestro Rafael se le debe el primer asentamiento en el jable de la playa desde fuera de la portada a la puntilla denominación actual de la playa de las Canteras. ,

Cuando Maestro Rafael iba a cobrar por los trabajos realizados y las pilar vendidas le pagaban en plata y mi querida madre me decía que mi abuelo traía en el quitrín de un caballo 4 o 5 saquetes llenos de duros de plata.

Maestro Rafael lo primero que hizo después de tener los negocios funcionando fue fabricar la primera casa de dos plantas, replanteada por él y así mismo dirigida su construcción, en ella vivió muchos años nuestro querido Pacuco Jorge jugador del Real Club Victoria.

Maestro Rafael al tener la casa fabricada y terminada, contrajo matrimonio con Dña. Rafaela Marrero Viera, hija del administrador de la península de Jandía propiedad por aquel entonces de la marquesa de Santa Colonia (r/c. en Barcelona) Tuvieron 8 hijos 7 hembras y un varón, de los cuales en la puntilla nacieron Pino, Paco, Candelaria e Isabel, mi madre, el resto lo hizo en otra casa. Mi abuelo, les hizo un bote con popa de espejo de 7 metros, llamado 7 hermanas. Dos marineros a los remos paseaban a las niñas desde la puntilla hasta la zona de la Cicer.

Y es curioso porque este tipo de bote fue el prototipo del que tenían los cambulloneros para ir a comprar a bordo y si sacamos conclusiones es como el de la vela latina, hoy con mas-puntal y mas manga en la cuaderna maestra.

Mi abuelo. Maestro Rafael fabricó en la calle Alfredo L. Jones dos casas unidas de 200 metros cada una y debajo dos almacenes de 200 metros, donde se almacenaba en uno la madera de ligazón para cuadernas, rodas y codastes, y en el otro carbón de pino pues, tenía la exclusiva de la isla de La Palma y en estas casas nacieron mis tías Lucrecia, Jano, Carmensa y Pepa.

Mi madre y todas mis tías eran mujeres altas guapas, elegantes, y porque no decirlo como decía mi madre, tales eran que de la e a la g no había una mujer que le amarrara un zapato. También tenían a quien salir mi abuelo era un hombre de dos metros solo músculos por su trabajo, mi abuela también alta sobre un metro ochenta, de piel muy blanca y con el pelo largo (me parece que la estoy viendo). A las niñas le decían las pileras y recordaré como si fuera hoy que mi madre se enfadaba mucho cuando yo le preguntaba porqué, porque esta gentuza nos dicen las pileras, porque mi padre tenía la industria.

Maestro Rafael mi abuelo murió joven, lo último que hizo fue el barco de pesca el San Rafael de unos 18 metros de eslora y lo tenía a la pesca a medias con un patrón del barrio de San Roque (Blas).

Toda esta memoria de lo que fue e hizo mi abuelo Maestro Rafael la tengo grabada en mi mente desde que tenía 6 años, mi madre tenía una memoria prodigiosa. Siempre relatando todo lo de su familia, que era como se hacía antes recordando sus orígenes. Se debe tener en Las Palmas tantos buenos maestros de Rivera que aprendieron con él como maestro Pepe Gaspar, maestro Carlos, maestro Juan Marrero y otros y no tienen ni una calle.

No sé si viene al caso de contar estas anécdotas: Mi madre contaba que mi abuelo era dueño por derecho de los terrenos de la puntilla a la base naval. Que un día le dijo mi tío casado con mi tía Lucrecia: -Maestro Rafael todos esos terrenos son suyos solo tiene que hacer una instancia. Le contesta maestro Rafael mi abuelo: -Lo que yo no he sudado no es mío y mi tío se calló como un puto y sabia lo que decía pues él y su familia los Validos se dedicaban a la construcción.

Maestro Rafael era un hombre bragado de los de antes, y con forma. Contaba mi madre que un día se escapó un toro en la descarga de un barco y venía desde el castillo arremetiendo a todo lo que encontraba por delante, y que mi abuelo lo esperó con una marreta de mango largo y esperó al toro y le pegó entre los dos cuernos y del taponazo lo mató y que le costó un follón matar al bicho.

También contaba mi madre que la marquesa de Santa Coloma le había dejado toda la parte de Cofete en Fuerteventura a su administrador por sus buenos servicios. Cuando fueron a Barcelona constaba en la escritura original, pero había prescrito hacia dos años. La familia se dejó ir mucho. Se intentó por todos los medios pero todo fue inútil, hoy en día es de los Winter.

Luis Marrero

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