Las Islas, por su proximidad al norte de África, los episodios de calima son más intensos y con efectos más directos. De acuerdo con un informe del Consejo Superior de Investigaciones Científicas (CSIC), entre 2020 y 2022 se registraron las calimas más fuertes desde que hay datos, con concentraciones de partículas PM10 que llegaron a saturar equipos de medición.
Son varias las razones que provocan esta situación. Uno de ellos es el anticiclón de las Azores, gran regulador del clima en el Atlántico. Cuando este sistema de altas presiones se desplaza hacia el este o se fortalece, provoca que los vientos dominantes cambien de dirección y arrastren con más facilidad el polvo del Sáhara hacia Canarias.
La sequía persistente es otro factor clave. La falta de lluvias tanto en Canarias como en el norte de África deja los suelos más áridos y desprovistos de vegetación. Esto hace que el viento levante con mayor facilidad grandes cantidades de polvo y arena que terminan en suspensión en la atmósfera. A esto se suma que la ausencia de precipitaciones en las Islas dificulta la limpieza natural del aire, prolongando la duración de cada episodio de calima.
Problemas de salud y recomendaciones
Más allá del impacto visual y la pérdida de calidad del aire, la calima tiene repercusiones directas sobre la salud pública. La Organización Mundial de la Salud (OMS) advierte que la exposición repetida a estas partículas en suspensión puede provocar o agravar problemas respiratorios y cardiovasculares, afectando especialmente a personas con asma, niños y mayores.
Estas son algunas de las recomendaciones para los días en los que el polvo en suspensión sea protagonista en Canarias:
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Evitar actividades al aire libre: reducir el ejercicio físico intenso, especialmente en las horas de mayor concentración de polvo, ya que el esfuerzo aumenta la inhalación de partículas contaminantes.
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Proteger las vías respiratorias: usar mascarillas homologadas (tipo FFP2 o FFP3), que filtran mejor las partículas finas en suspensión.
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Mantenerse en interiores: cerrar ventanas y puertas en la medida de lo posible para evitar que el polvo entre en las viviendas.
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Hidratarse con frecuencia: beber abundante agua para mantener húmedas las vías respiratorias y aliviar posibles irritaciones en garganta y mucosas.
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Usar humidificadores o paños húmedos: ayudan a mejorar la calidad del aire en el interior de las casas y a reducir la sequedad causada por la calima.
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Precauciones especiales en grupos vulnerables: personas con asma, enfermedades respiratorias crónicas, niños, mayores y embarazadas deben extremar los cuidados, evitar salir y tener siempre a mano su medicación prescrita.
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Proteger los ojos y la piel: el polvo puede causar irritación ocular y sequedad. Se recomienda el uso de gafas de sol en el exterior y lágrimas artificiales en caso de molestias.
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Evitar el uso del coche: la visibilidad puede verse muy reducida, aumentando el riesgo de accidentes. Si es imprescindible conducir, hacerlo con luces encendidas y a baja velocidad.
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Seguir la información oficial: consultar los avisos de la AEMET, Protección Civil y el Gobierno de Canarias, que actualizan en tiempo real la intensidad de la calima y las recomendaciones específicas.






