A mediados del siglo XIX se barajó la idea de construir un canal navegable en la zona más estrecha del istmo para permitir el paso de los barcos de naciente a poniente. Eran los años en que el Puerto de la Luz comenzaba a florecer gracias al constante trasiego de los barcos que llegaban a Gran Canaria, aún sin haberse construido muelle alguno.
Tal como explica Fernando Martín Galán en su libro «Las Palmas Ciudad y Puerto»:
Desde los años de la década 50 (siglo XIX), o quizás antes, algunos «cerebros inquietos» ya hablaban de la posibilidad de cortar el istmo de Guanarteme, para poner en comunicación la bahía de La Isleta o La Luz con la bahía del Arrecife y Confital (es decir, playa de Las Canteras hoy). Sin embargo, la primera noticia escrita que se tiene es a través de un artículo de fondo publicado en el periódico El Ómnibus, de finales de 1855. En él se defiende esa obra pública por los beneficios que aportaría al comercio, a la comunicación marítima con el occidente del Archipiélago, acortando el tiempo de desplazamiento, y porque impulsaría el nacimiento en el Puerto de La Luz de un carenero y una población.
La idea vino a quedar arrinconada hasta que, en los años 70, de nuevo fue puesta en circulación. Siendo la propia Administración la que, según una Memoria de los años 1870-72 de la Dirección General de Obras Públicas, al tratar del Puerto de La Luz como posible puerto de refugio, consideró el corte del istmo como una obra complementaria conveniente. Pero fue la Real Sociedad Económica la que, en su campaña de 1876 pro puerto de La Luz, insistió en ese proyecto, el cual fue acogido con frialdad o rechazado por las fuerzas vivas consultadas, de manera que se suprimió como componente en el plan considerado para el Puerto. Desde entonces quedó definitivamente abandonado.
Según datos del ayudante de Obras Públicas, Julián Cirilo Moreno, se pretendía alcanzar una sonda de 8 a 10 metros en la bajamar con un canal de 1.200 metros de longitud y, al menos, 20 metros de ancho ( «para que cruzaran 2 buques con toda holgura»), para lo cual se necesitaría una excavación de 200.000 m3 en su mayoría subacuáticos y en la que suponiendo se encontrase sólo «marisco flojo» se requeriría un presupuesto de 4.000.000 de pesetas.
Tales obras afectarían negativamente a la dársena del Puerto de La Luz por la dirección que tomarían las corrientes, pues viniendo del Confital «perturbarían la tranquilidad del régimen del puerto” , además de que acabaría creándose por la acumulación de arenas que se produciría en él.
Martín Galán nos comenta en los párrafos anteriores que la primera noticia escrita sobre abrir el istmo en canal para que pasaran los barcos de un lado a otro data de 1855. Sin embargo, Francisco Bello Naranjo nos envía un ejemplar del Periódico de Noticias e Intereses Materiales El Canario de noviembre de 1854, en cuya editorial ya se habla sobre la construcción de un canal de navegación en el istmo.

Pero ahí no queda la cosa: tal como reflejan los siguientes párrafos, literalmente copiados del periódico El Canario, se plantea la idea de aprovechar la Barra para construir sobre ella el ‘dique’ que protegería los barcos del tiempo del norte.
…Pero por muy grandes que estas sean, aún podrían ser mayores si se realizaran otros dos proyectos que la naturaleza parece haber indicado en el mismo punto. Es el primero la construcción de un segundo puerto, aún más seguro que el de la Luz, en el sitio llamado de las canteras y que estaría hecho con solo levantar una muralla sobre la misma barra donde ahora rompen las olas, y con ensanchar la entrada y limpiar el fondo, obras todas fáciles y poco costosas y de un resultado que no encarecemos porque nos parece que su importancia es de aquellas que no admiten discusión.
El segundo proyecto a que hemos hecho referencia y que podría ser el complemento de los que dejamos ya indicados, consiste en romper el pequeño istmo de Guanarteme y poner en comunicación los dos puertos de la Luz y el Confital. Esta obra que personas inteligentes no han dudado en calificar de fácil ejecución…

1 comentario
luis Abaroa
29 de enero de 2025Desde luego, no hay palabras, ya bastante daño a la belleza del lugar fue el crecimiento de la ciudad en los arenales y el sedimento de cemento estrangulador el istmo.