El plástico afecta a la fauna de los océanos y, finalmente, llega al ser humano a través de la red trófica marina. Su mayor impacto se produce a través de enredos con artes de pesca, como las redes fantasma que constituyen una trampa mortal. También por desechos que se enredan en los miembros de los animales y, en muchos casos, los amputan o les impiden respirar en superficie y finalmente mueren.
Aquellos macro y microplásticos translúcidos y pequeños debido a la fragmentación son confundidos por alimento por muchos grupos de especies, como las tortugas marinas. Al ingerirlos, bloquean el tubo digestivo, y los animales acaban muriendo por inanición.
Cada residuo abandonado, cada gramo que no se recicla o filtra adecuadamente en las depuradoras llega al mar, donde se acumulan entre 4,8 y 12,7 millones de toneladas métricas.
Efectos en tortugas marinas, cetáceos y peces
Hemos realizado un análisis, publicado en Global Change Biology y basado en 112 investigaciones, sobre los efectos de esta contaminación en tortugas marinas, cetáceos y peces. Hemos concluido que la presencia generalizada de plástico en la fauna marina constituye un gran problema mundial que precisa acciones urgentes. Hay soluciones, pero tiene que haber voluntad política y no la ha habido hasta ahora.
El estudio revela que la mayor ingestión de plásticos por fauna marina a nivel mundial se centra en el Mediterráneo y el océano Pacífico y varía en función de las especies y las diferencias de color y tipo de polímeros prevalentes.
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En las tortugas marinas: los más frecuentes son los plásticos blancos (66,60 %), las fibras (54,54 %) y polímeros de baja densidad o LDPE (39,09 %).
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En cetáceos: los blancos (38,31 %), fibras (79,95 %) y poliamidas (49,60 %).
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En peces: los transparentes (45,97 %), fibras (66,71 %) y polímeros de poliéster (36,20 %).