Bailarinas letales

Por Montse Fillol

¿De dónde habrán salido tantas bailarinas letales?. ¿De qué mares, qué horizontes, qué peligros habrán sorteado para llegar a esta orilla?. A quién le importa. Sólo importa que al llegar aquí con sus tutus y sus patas mareadas nos rozan la piel y ahí, queman. Como si su danza tuviera como único fin alcanzarnos, tocarnos para que no olvidemos que bailan y queman. El domingo pasado desafié los insistentes avisos de la megafonía. No pude resistir la tentación de verlas de cerca. Nadé desde la clínica San José hasta La Puntilla. Y al principio no aparecieron pensé, qué exageración con el día que hace, con el calor que está haciendo, y tanto alboroto. Tampoco es para tanto. Total que empecé a relajarme y de golpe allí donde la barra se acaba y están muy cerca los botes apareció la primera. Allí la tenía delante de las gafas casi en tercera dimensión, como si fuera una paracaidista. Violeta suave, malva, casi femenina, eróticamente suave. Se estampó literalmente con mi hombro. Con la mano intenté alejarla, pero tuve que sumergirme. ¡Qué extraño! Acaso no sabe que su destino es morir en la orilla. Que más allá no puede seguir y caminar por la arena como si fuera la sirenita de Grimm, que ha sacrificado su voz a cambio de sus piernas. Pero una medusa no es una sirena, qué puede sacrificar una medusa. Quizás su baile ¿Quién sabe si alguna medusa estaría dispuesta a tal sacrificio mágico? ¿Quién sabe si en realidad sueñan con cambiar sus rejos letales por unas estupendas piernas y caminar por la arena como si nada? ¿Quién las viera? Con sus pamelas malva o fucsia o azul intenso. Por cierto, el de las Fragatas Portuguesas el azul índigo es el más hermoso de todos los azules. Algo muy preciado daría por darles piernas a las medusas. Aunque sé que el caos estaría servido y que la voz estridente de la megafonía no tardaría en anunciar: “Señores y señoras, salgan de la playa, las medusas nos están invadiendo”. Mientras tanto ya han anunciado una solución leonina; redes, redes, redes. Quizás la siguiente opción serán las tortugas un predador natural. Hermosas tortugas comiendo medusas, y la siguiente, alguien con extrema sensibilidad gastronómica preparando un plato estrella: Medusas al vapor con un ligero toque de eneldo. Ufff…Salí del agua con un leve roce, y corrí al baño a echarme mi propio pis encima. La cruzada inútil de las medusas hacia la costa ha empezado. Un suicidio colectivo que tiene como único fin obsequiarnos con una danza breve y letal…. Extrañas bailarinas que han equivocado el rumbo o no.

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