Se conoce como Punta Brava al lugar donde la playa cambia de dirección, viniendo desde la zona de Peña la Vieja, para enfilar el tramo de la playa de La Cícer. Por ello, muchos playeros llaman a este sitio “La Curva”.
En ese punto del paseo se conserva una de las casas más antiguas de Las Canteras, popularmente conocida como la «casa de Padorno».
En este lugar se forma una lengua de arena cuyo tamaño varía según el movimiento natural de los sedimentos dentro del sistema playero. Esta lengua avanza y retrocede con los ciclos de oleaje y la frecuencia de los rebosos.
En Punta Brava se encuentran Los Pilones. El nombre de “brava” procede de la virulencia con la que las olas golpean el muro de la playa cuando hay reboso o temporal. En el pasado, cuando aún no se había construido el muro ni el paseo, fueron numerosas las ocasiones en las que el mar, en sus demostraciones de fuerza, llegó a invadir las casas y las calles más próximas al aguaje.

Punta Brava ocupa un lugar destacado en el poemario canario gracias a los textos que le dedicó el desaparecido poeta y artista, Premio Canarias, Manuel Padorno. Él vivió sus últimos años en la casa blanca situada justo en el extremo donde la playa gira, considerada la casa más antigua —o una de las más antiguas— que aún se conservan en Las Canteras. El desaparecido edificio de Italcable estaba en Punta Brava.
El poema “La máquina de luz” de Manuel Padorno es una de las obras que reflejan su profunda conexión con el entorno de Punta Brava, en la playa de Las Canteras, donde residió en una casa terrera junto al mar. En este poema, Padorno describe su taller y la ventana que daba al mar, elementos que fueron fundamentales en su proceso creativo. La obra destaca por su sensibilidad hacia la luz y el paisaje costero, características que marcaron su estilo poético.
En ocasiones, aparecen en la orilla y entre las rocas próximas algunos manchones de arcilla primitiva: una prueba más, utilizada por los geólogos, de que hace miles de años existió en este punto una laguna de agua salobre (mezcla de agua dulce y salada), cuando todavía no se había conformado la dársena interior entre La Barra y la orilla.








