Una de las tradiciones perdidas en la playa de Las Canteras es la venta de "pescado de barquillo" a pie de playa. Hasta que cambió la normativa del Gobierno de Canarias, allá por los primeros años del siglo XXI, y obligó a los pescadores a llevar sus capturas a la Cofradía de Pescadores de San Cristóbal para su validación, se podía comprar pescado directamente sobre el mismo barquillo.
Una de las tradiciones perdidas en la playa de Las Canteras es la venta de "pescado de barquillo" a pie de playa. Hasta que cambió la normativa del Gobierno de Canarias, allá por los primeros años del siglo XXI, y obligó a los pescadores a llevar sus capturas a la Cofradía de Pescadores de San Cristóbal para su validación, se podía comprar pescado directamente sobre el mismo barquillo.
Este procedimiento, aunque destinado a garantizar trazabilidad y salud pública, supuso una ruptura brusca con lo artesanal.
Vender pescado en la orilla de Las Canteras era una tradición muy arraigada, desde los tiempos en que los barquillos faenaban a vela.
Aquella parada mañanera era casi un ritual: la selección del pescado, el regateo amable con el pescador, el pesado en la vieja báscula llena de escamas, etc. Todo sucedía a pie de playa, bajo los cálidos rayos de un sol naciente.
Durante todo el siglo XX, generaciones de vecinos de Las Canteras y veraneantes acudían cada mañana, emocionados, a contemplar las capturas que traían los numerosos pescadores con base principalmente en La Puntilla.
Actualmente, los pescadores profesionales que faenan en la bahía de El Confital se pueden contar con los dedos de una mano.
¡Cuántas veces de «pibito» habré ayudado a empujar las barcas en la puntilla sobre los «teniques» de madera para sacarlas del agua!
Alguna vez me recompensaban con pescado que luego llevaba corriendo orgulloso a mi madre para que los preparara para la comida.
¡Qué recuerdos maravillosos!
1 comentario
Alberto
10 de junio de 2025¡Cuántas veces de «pibito» habré ayudado a empujar las barcas en la puntilla sobre los «teniques» de madera para sacarlas del agua!
Alguna vez me recompensaban con pescado que luego llevaba corriendo orgulloso a mi madre para que los preparara para la comida.
¡Qué recuerdos maravillosos!