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Artículo de 1925: “La hora del baño” en Las Canteras

Artículo publicado en la portada del periódico La Provincia el 28 de agosto de 1925

Encantadora playa la de Las Canteras al mediodía, que es la hora fijada para el baño por la gente bien. ¿Por qué esa hora? ¿Es que los abrasadores rayos del sol, cayendo perpendicularmente sobre las cabezas, ejercen benéfico influjo en el organismo? ¿Resulta más agradable el agua por ser más elevada su temperatura? ¿Es imposición del modernismo? ¿Se escoge por ser la hora de mayor concurrencia y, por tanto, la más a propósito para exhibiciones? Respetemos esa decisión y hablemos un poco del efecto que produce esta hermosa playa en quienes no estamos sugestionados por ninguna de esas mundanas pasiones que invierten las cosas, dándoles distinto colorido del que realmente tienen.

Recostados en la caldeada arena, como en blando colchón de plumas, numerosos grupos de gentiles damas y galantes pollos, charlan animadamente. Lindas muchachas, luciendo artísticos, caprichosos y ligeros trajes, cruzan, como bandadas de palomas, el espacio que las separa del mar y se lanzan a este, garvosas y denodadamente, sin miedo al imponente océano, y deseosas de demostrar sus habilidades en natación y de exponer, a la contemplación de espectadores de reconocida competencia, su belleza y su gracia.

Siguen sus huellas expertos gavilanes, cubriendo sus cuerpos con sencillísimos trajes, casi primitivos, y en las aguas se cofunden los sexos, formando un cuadro espléndido y armonioso conjunto, pleno de vida y de luz que atrae todas las miradas y hace palpitar todos los corazones.

Los chicos bien y los chicos mal, estos últimos contagiados por el ejemplo de los primeros, vuelven a la playa después de varias abluciones. Con la misma vestimenta, pasean a lo largo de toda ella, exponiendo a la expectación pública su musculatura, como si fueran gladiadores romanos en el circo, recibiendo el aplauso entusiasta del triunfo, ganado legítimamente por su desaprensión.

¡Oh! ¡El progreso! ¡El modernismo! ¿A qué extremos nos lleva? Hemos avanzado mucho, ¿quién lo duda?, pero también hemos retrocedido. Insensiblemente resurgen tiempos pasados, aquellos que se consideraban enterrados para siempre. La eterna evolución. ¿Hay que resignarse a sufrir esas innovaciones introducidas por la moda modernista? No somos nosotros los llamados a resolver ese asunto, no es de nuestra competencia. Narramos los hechos y, con ello, creemos cumplido nuestro deber.

Original (La Provincia)

Y antes de terminar, seános permitido dar cuenta de una observación nuestra digna de consignarse: la diferencia notable entre los baños de Las Canteras, playa aristocrática, y los de San Cristóbal, playa democrática. En esta se ha sostenido la tradicional separación de sexos, salvo en familia. Y entre uno y otro procedimiento, optamos por el último. No será modernista, pero el espectáculo no se presta a comentarios.

Años 20 en la orilla de Las Canteras
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