Nuestro respetable amigo, Don Bartolomé de Morales, digno Comandante de Marina de esta provincia, secundado por el celoso ayudante de esta Capitanía, el Sr. de Matos, se ha impuesto una tarea que merece nuestro agradecimiento: velar no solo por los intereses de los pescadores de estos contornos, sino también por los intereses generales. Con ese fin, han cortado de raíz los innumerables abusos y hechos reprobables que personas poco escrupulosas, y con menos amor por su tierra, venían cometiendo en la hermosa playa de Las Canteras mediante la pesca de arrastre y el uso de explosivos.
Es verdaderamente incomprensible que los mismos pescadores de oficio no hayan sido los primeros en velar por sus propios intereses, colaborando con las autoridades y denunciando los actos punibles que se han venido realizando de manera continua. Este criadero, sin duda el mejor de la provincia, estaba siendo gravemente afectado.
Es nuestro deber alentar y respaldar a las autoridades que se proponen cumplir con sus sagrados deberes, especialmente cuando se trata de asuntos de tanta importancia como este. Aquellas playas, predilectas para nuestra sociedad, se encontraban poco menos que abandonadas. Cualquier osado se declaraba dueño y señor de las mismas, cometiendo los actos más reprobables que se puedan concebir: arrojando toda clase de basuras y animales muertos, destrozando los mariscos y extrayendo arenas para edificaciones. Esto ha provocado que el mar gane terreno a la tierra, y en muchas zonas, el límite marítimo ha llegado hasta la mitad de las casas ya edificadas.
Gracias a la protección de la barra, los peces dañinos atraídos por las matanzas con explosivos no han entrado en la zona de baño; sin embargo, no sería de extrañar que cualquier día ocurra una desgracia si no se toman medidas drásticas y se castigan estos actos sin contemplaciones.
El abandono en el que se ha tenido esa playa raya en lo incalificable. Por eso, cuando vemos a autoridades celosas de su deber, que han creado una dependencia en esa playa para atender mejor el servicio, nos congratulamos y les brindamos todo nuestro modesto apoyo para asegurar el éxito de estos loables propósitos.
Desde luego, expresamos nuestros aplausos a la autoridad de Marina y rogamos al Sr. Alcalde que dé las órdenes convenientes a sus agentes para secundar esta campaña en la parte que le compete.
Nosotros debemos convertirnos en vigilantes constantes hasta que los escandalosos abusos que han prevalecido sean eliminados de manera radical.
Artículo publicado en el Diario de Las Palmas el 28/10/1922.