Continuamente acosado por multitud de niños (y no tan niños) con sus redes, el caboso de nuestros charcos, uno de nuestros peces más queridos, está a punto de entrar en la ya extensa lista de especies en peligro de desaparecer en Las Canteras.
El barraco, el camarón de charco, el abanico, la morena, el erizo de púas cortas y el centollo son solo algunas de las especies que han desaparecido de Las Canteras en los últimos años.
La prueba es que cualquiera que se asome a un charco podrá comprobar que su número ha disminuido considerablemente. Hace años, este pez de la familia de los gobios era numerosísimo; ahora difícilmente se puede ver algún ejemplar.
Hace tiempo, un primo suyo, el canelo, se extinguió en Las Canteras, y el caboso podría seguir su mismo destino.
La captura de fauna en los charcos, según la ordenanza reguladora de playas y costas, es una actividad no permitida y motivo de sanción para los infractores. Sin embargo, en nuestra playa, a pesar de esta prohibición, se permite el uso de redes.
Capturar cabosos, mantenerlos en una botella de plástico o balde, y luego devolverlos al mar les causa un daño significativo, posiblemente llevándolos a la muerte.
Es caboso es uno de los peces más comunes en los charcos intermareales de Canarias, ya que soporta muy bien los cambios de condiciones provocados por las subidas y bajadas de la marea. Saltan de charco en charco para huir o en busca de mejores condiciones. Según los expertos, los alevines de los cabosos son relegados a los peores charcos.
Este pez se tira a cualquier cebo, convirtiéndose en una fácil captura para la chiquillería veraniega.
Pertenece a los cordados, al igual que sus primos, “los canelos”.
Se alimenta de pequeños invertebrados, como crustáceos y moluscos. No llega a medir más de 10 cm.
Los machos en celo presentan la primera aleta dorsal con una mancha azul; son ellos quienes cuidan la puesta, limpiándola y oxigenándola con movimientos de la aleta caudal.