Voltear las piedras causa un gran daño a la fauna que las habita, devastando un microcosmos por puro capricho.
Las razones para voltear las piedras pueden ser diversas, desde el furtivismo hasta el simple deseo de causar daño.
Hemos denunciado, en los últimos años, el volteo de piedras en el fondo de Las Canteras, sin que haya servido para detener esta actividad prohibida y dañina para el medio ambiente.
Voltear o intentar romper rocas del fondo es considerado un delito ecológico, prohibido por las Ordenanzas de Playas, Paseos Marítimos y el resto del litoral de Las Palmas de Gran Canaria, y está sancionado con una multa de 300 euros.
En el ámbito estatal, la Ley de Costas (Ley 22/1988, de 28 de julio) prohíbe la extracción o alteración de áridos del dominio público marítimo-terrestre, incluidos rocas, gravas o guijarros, salvo en intervenciones autorizadas expresamente, como regeneraciones de playas o dragados portuarios necesarios y debidamente planificados.
Atrapar y sancionar a los infractores por esta práctica es casi imposible, especialmente cuando la policía turística ha desaparecido de la playa. Ojalá algún día contemos con una policía medioambiental comprometida con la protección de nuestras playas y costas.







