La Consejería de Medio Ambiente del Cabildo de Gran Canaria ha apostado por potenciar la cría del charrán común en la isla. La estrategia es a largo plazo y se van cumpliendo los objetivos. Primero, se trataba de ayudar a que las escasas parejas que intentaban criar cada año en la Bahía de La Luz tuvieran éxito y aumentara la población. Conseguido este aumento, intentamos ayudar a la dispersión de los charranes a zonas próximas a la ciudad. Para ello, se eligió el islote del Cabrón o Matavinos, en la bahía de El Confital.
Ya tenemos allí a dos parejas criando con normalidad, tal y como vemos en la imagen de portada realizada por Eduardo Quintana.
En el futuro inmediato, intentaremos la conquista por parte del charrán de otros islotes y, ahora mismo, hemos puesto el punto de mira en La Esfinge, en la zona de Roque Ceniciento, arranque del Nelson Mandela. Analizaremos cómo funciona allí el oleaje con los temporales y, en su caso, tramitaremos las autorizaciones imprescindibles con el Ministerio de Medio Ambiente y el Gobierno de Canarias.
Parece difícil, pero tratándose de la especie más resistente que conozco, todo es posible si se actúa en la línea adecuada.
El cambio de denominación de la playa de Guanarteme a La Cícer no se debió a una decisión administrativa formal, sino que fue un proceso gradual, impulsado por la presencia de la central eléctrica y su influencia en la identidad local
Los miembros de este foro consultivo se alinean con la necesidad de impulsar la investigación, la valorización económica de esta biomasa y la sensibilización ciudadana sobre su importancia en el ecosistema marino