Esta sopa de basura en el mar contiene principalmente macroplástico, es decir, plásticos de tamaño grande, como botellas, redes y bolsas, entre otros ejemplos.
La extensión total de esta gran mancha de plástico era en 2018 de 1,6 millones de Km², un valor entre cuatro y dieciséis veces superior al estimado en 2014.
Sin embargo, al comparar el plástico que debería haber en los océanos según lo vertido respecto a las mediciones experimentales, los valores no cuadran. Ya en el año 2004, al inicio de todos estos estudios, Richard Thompson, padre del término microplástico, lanzó esta pregunta: ¿dónde está el plástico perdido en el océano?
El plástico invisible al ojo humano
Un microplástico es cualquier fragmento o fibra de plástico con un tamaño inferior a 5 mm en su parte más larga. Puede haber sido fabricado directamente en ese tamaño o proceder de la fragmentación del macroplástico. Y pensemos: ¿en cuántos fragmentos de 5 mm (o menos) se puede dividir una botella de plástico? Posiblemente en miles. Esto implica que cuando nos centramos en estudiar el microplástico existente en el océano, su abundancia y zonas de acumulación, el problema también se multiplica de la misma forma.
El macroplástico tiene básicamente dos zonas de acumulación: o flota en la superficie derivando con las corrientes y acumulándose en los grandes giros oceánicos (como ocurre en el Pacífico), o se hunde hacia las profundidades oceánicas sobre el lecho marino, con el mar Mediterráneo como ejemplo más destacado.
Retirada de plásticos y redes de pesca en Hawái en 2014. Wikimedia Commons / NOAA
Los retos que plantean los microplásticos
El macroplástico en el océano es un problema grave, pero tal vez (sólo tal vez) abordable. Pero ¿qué pasa con el microplástico? ¿Por qué nos trae de cabeza a los científicos y científicas? ¿Qué problemas añadidos tiene?
1. Es imposible limpiar todo el océano
Si el plástico grande se fragmenta en pedacitos más pequeños, y sabemos que hay trillones de partículas de tamaño grande en el océano: ¿cuántos fragmentos de microplástico hay? No se sabe. Pero multipliquen la cantidad de macroplástico por varios miles como mínimo, ya que este proceso de fragmentación en el océano lleva ocurriendo desde el boom del plástico en los años 70.
Y otra mala noticia: una vez están en el océano, retirarlos de forma efectiva es inviable, son muy pequeños y demasiado numerosos. Se puede pescar el plástico más grande, pero no se puede filtrar todo el océano para retirar el de menor tamaño.
2. Causa graves efectos sobre el ecosistema
El daño que provocan las bolsas de plástico o las redes de pesca en la fauna marina es bien conocido, pero ¿qué impacto pueden tener unos fragmentos tan pequeños?
En los organismos de menor tamaño, no sólo aves o peces, sino también en organismos de varios centímetros o milímetros (según el tipo) como el zooplancton, pueden generar atragantamientos o muerte por hambre al llenarse el tracto digestivo de plástico.
Por otro lado, el microplástico marino tiene una mezcla de compuestos químicos y algunos de ellos pueden ser perjudiciales para el medio y los seres vivos que habitan en él.
3. Acumula otros compuestos químicos
El plástico en sí mismo es un compuesto químico de base (como puede ser el polietileno, entre otros) más una serie de aditivos, algunos de ellos con efecto perjudicial para ciertos organismos (como los mamíferos), como el bisfenol A y los ftalatos.
El microplástico es transportado en el océanos: es un objeto pasivo que se ve arrastrado por las corrientes marinas. Pero en el mar no sólo hay corrientes superficiales. El océano se mueve en diferentes capas, cada una de ellas a diferente profundidad, incluso algunas a miles de metros de profundidad, transportando el microplástico presente.
Al igual que el macroplástico, los microplásticos se pueden acumular en la superficie (si flotan) y también en el fondo marino (si se hunden en el caso de ser más densos que el agua de mar). Pero esto ocurre principalmente para el microplástico que mide entre 1 y 5 mm.
Los microplásticos menores de 1 mm se pueden “esconder” en las profundidades oceánicas, a cualquier profundidad, en cualquier parte. Son tan pequeños que su densidad no influye en si flotan o se hunden. Se mueven mecidos por la corriente, dominados por ella, como una pluma desplazada por el viento. Si en el océano hay 1 332 millones de km³ de agua, hay mucho espacio para esconderse. Y llevan jugando al escondite 50 años.
¿Qué cantidad de microplástico hay escondida? ¿Será esta la fracción que lleva buscando R. Thompson desde hace casi 20 años? Aún no lo sabemos.