A los frioleros les da frío mojarse incluso en verano. Son aquellos que se acercan muy despacio a la orilla para mojar los ñoños probando «con miedo» la temperatura del agua. Cuando al fin se atreven, solo hacen un chapuzón rápido y salen rápidamente para calentarse al sol.
Los frioleros y frioleras miran desconsolados al mar azul, sintiendo envidia de aquellos que pueden pasar horas y horas a remojo.