“Cuando dos caminos se separan… toma aquel que se dirija a la playa”. Hannah McKinnon

Tiempo muy agradable, día de playa

En recuerdo del Pub 39, un lugar inolvidable

[su_dropcap style=”simple” size=”4″]R[/su_dropcap]evolviendo entre fotos viejas encontramos una en blanco y negro (foto de portada) de la esquina occidental de la Playa Chica, en la imagen localizada podemos ver como la fuerte marea choca contra el muro. Lo que nos llama la atención (y recuerdos…) no son las olas ni la estética del paseo de los ochenta sino la entrada y parte de la fachada del local que se distingue en el bajo del todavía por aquellos años hotel Gran Canaria: el inolvidable Pub 39, uno de los mejores locales que han existido en la avenida de Las Canteras.

Era un pub estilo inglés, añejo y amable: sillones de cuero, barra de madera, techos laminados de bronce. Música de los 60 y 70 al volumen justo. El 39 pertenecía al hotel y estuvo funcionando en la Playa Chica desde los primeros años de la década de los setenta hasta principios de los noventa, cerrando cuando el hotel Gran Canaria cambio de actividad, convirtiéndose en un edificio de pisos y apartamentos.

 
Publicidad del 39 en la prensa

El periódico Diario de Las Palmas lo reseñó así en 1985

El Pub 39, en el número 39 del paseo de las Canteras. Un lugar anclado frente al mar, con decoración que recuerda el estilo inglés y el camarote de un barco. Música ambiental suave, romántica y deliciosamente carrozona, en el mejor sentido de la palabra. Se habla, se charla, se echa una mirada maravillada al panorama marino del océano a dos pasos, y por poco que la puesta de sol sea incandescente, se sentirá usted congraciado con el mundo que le rodea.

Especialidad en Irish Coffee (275 pesetas) y en coctelería como el «Alexandra» (275 pesetas), con coñac, cacao, nata y canela; o el coctel de Champán (300 pesetas) que lleva coñac, grand marnier, Cointreau y champán. Con sus tapitas calientes a primeras horas del aperitivo, o frías de noche (tapas gratuitas). Consumiciones entre 100 pesetas el refresco y la jarra de cerveza a 150 pesetas, y de ahí para arriba.

Clientela variada, seria y serena. Un sitio «humano» abierto de 12 del mediodía a 3 de la madrugada. Atienden: Daniel, Chano y Pancho.

Perfecta definición para un lugar encantador, único. Punto de encuentro para la pandilla, un local apto para todas las edades y situaciones. Allí podrías ir con los amigos, con la pareja o con tus padres. Nadie se quedaba fuera de lugar. Gran parte de su éxito se debía a su personal, a su tripulación: al barman Pancho (Juan Antonio Sánchez Marrero), un amigo de todos, siempre con la sonrisa en la cara,  profesional como pocos; a Daniel, la mortal enfermedad de aquellos ochenta se lo llevó pronto, un personaje: sensible y maravilloso, fue una pena. Un recuerdo también para Chano, el tercer miembro de la tripulación del 39, que siempre, mediodías incluidos, vestía de smoking.

 
Pancho y su sonrisa

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