Zuazo quiso urbanizar entre la orilla y la Barra

El arquitecto Secundino Zuazo (Bilbao 1887- Madrid, 1971) planteó en los años 40 ganar terreno al mar en Las Canteras usando la Barra como dique. Si la idea de Zuazo hubiera prosperado, hoy habría playa solo entre La Puntilla y el Hotel Reina Isabel.

“Ahora sería una locura plantear esto, sería impensable”, afirma el profesor de Urbanística y Ordenación del Territorio de la ULPGC Vicente Mirallave, autor del libro Zuazo y Las Palmas de Gran Canaria (1940-1968),  quien explica la propuesta y su contexto.

Zuazo ya es un arquitecto de renombre plenamente consolidado y con gran experiencia en el mundo empresarial inmobiliario que había hecho algunos planes urbanísticos importantes para Bilbao, Sevilla y Zaragoza y construido edificios singulares como el conocido de la Casa de la Flores en Madrid cuando recala en Las Palmas de Gran Canaria en los años posteriores a la guerra civil.

Pero curiosamente lo envían aquí desterrado e inhabilitado (por la dictadura) por su relación profesional con el Gobierno de la Segunda República y más en concreto con el socialista Indalecio Prieto (ministro de Obras Públicas), ya que había ganado el concurso para la ampliación del Paseo de la Castellana en Madrid en 1931. Este proyecto se desarrolló en aquellos años junto con el comienzo de la obra de los Nuevos Ministerios, también de Zuazo. Extraña situación que se resolvió pronto dado que, de hecho, su destierro duraría tan solo dos años tras los cuales reactivaría su intensa vida profesional de nuevo en Madrid.

En la capital Gran Canaria Zuazo se reencuentra con Miguel Martín Fernández de la Torre. El arquitecto canario había trabajado al inicio de su carrera en su estudio de Madrid. Miguel Martín, que había redactado el Plan General de Las Palmas de Gran Canaria de 1922, le introduce en los círculos políticos y empresariales locales.  “Le presenta a la corporación municipal, y ésta se plantea pedirle su opinión sobre el futuro de la ciudad”. Al llegar, también entabla una cierta amistad con el obispo Pildain quizás debido a su común origen vasco.

El Ayuntamiento de Las Palmas de Gran Canaria aprovecha su suerte y le encarga el Plan General de la ciudad, el de 1944. “Desarrolla una gran operación urbanística e inmobiliaria. El proyecto es doble. Por un lado,  da forma a una ciudad dislocada entonces formada por pequeños lotes o paquetes urbanizados independientemente los unos de los otros. Zuazo da unidad a ese conjunto yuxtapuesto y heterodoxo”.

Proyecto para Las Canteras de Zuazo (Detalle, foto de portada)



La otra cara del proyecto es “entender que la fachada marítima es una línea excepcional para poder trabajar con ella desde el punto de vista de crear el gran proyecto urbano que la ciudad necesitaba proponiendo una avenida marítima que resolviera los problemas de conexión entre Las Palmas y el Puerto, cuestión ésta que se arrastraba sin haber encontrado solución desde el Plan de Laureano Arroyo de 1898 y el Plan de Miguel Martín de 1922, pero también para generar negocio, en el sentido más amplio y no por ello peyorativo de la palabra, creando nuevo suelo urbanizable al ganar terrenos al mar a partir de una operación capaz de resolver grandes problemas urbanos y de generar alta rentabilidad pública y privada con el propio proceso urbanizador”.

Gran parte de las ideas contenidas en su plan se desarrollarían con el paso del tiempo en el litoral este de la ciudad, lo que hoy conocemos como avenida marítima de Las Palmas de Gran Canaria y en su momento llamamos ” los tramos 6 y 7” desde San Cristóbal hasta la Isleta.

En el plan general de 1944 Zuazo plantea una operación similar de menor envergadura para Las Canteras. Imaginemos el paseo sobre la Barra, y el espacio restante hasta donde hoy está la orilla, terreno ganado al mar con calles y edificios.

 

Él pensaba que la Barra era un dique natural que podría convertirse en un gran rompeolas hasta donde se podría ganar terreno al mar entre el arenal y la Barra

 

También hay que considerar que en 1939 la capital se había anexionado el municipio de San Lorenzo, que llegaba hasta la plaza del Pilar, en Guanarteme.  Zuazo se propone con su plan dotar de unidad a la línea que va desde La Isleta a la plaza del Pilar, apunta Mirallave.

El arquitecto vasco aplica aquí criterios similares a los del lado este de la ciudad.  “Plantea dos grandes equipamientos: un sector de playa interior entre La Puntilla y donde hoy está  el Reina Isabel,  ligado a balnearios, un anfiteatro, hoteles de cierta calidad; en el otro extremo, en la zona de Guanarteme, un pequeño puerto pesquero; y en medio,  un paquete residencial que rellenaba la tensión que producían esos dos ejes importantes. Las Canteras llegaría hasta el Reina Isabel, solamente tendríamos playa entre La Puntilla y el Hotel Reina Isabel”.

Esta apuesta, imposible de entender en la actualidad, suponía terminar la Barra utilizada como dique, con un paseo marítimo de hormigón. En los terrenos ganados al mar se construirían viviendas para unas 6.000 personas.

Diferentes circunstancias evitaron que la idea de Zuazo para Las Canteras se llevará a cabo.

El plan general de 1944 sufrió un parón de varios años debido a las consecuencias económicas de la posguerra civil. En los 50 con similares condiciones, el arquitecto municipal, Antonio Cardona, lo retoma y recoge “sus ideas de una manera timorata que pretende ser más realista, pero sigue planteando que la Barra va a ser un dique artificial unida con una plataforma de equipamientos con el actual paseo”

 

Proyecto de Antonio Cardona

Recorta también la playa, que va desde La Puntilla a la prolongación de la calle Alfredo L. Jones. Y entre ésta y Franchy Roca sitúa “una plataforma destinada a balneario y hoteles”.

Un paseo sin playa recorrería el litoral desde esa plataforma hasta el auditorio actual.

Vicente Mirallave

Vicente Mirallave estima que afortunadamente el fracaso del plan de Zuazo respecto a Las Canteras se puede explicar por un cambio de circunstancias: en los 40 y 50 era imposible por la situación económica, y en los 60 la nueva sociedad urbana y la llegada del turismo habían empezado a dar valor a la playa de Las Canteras en su estado natural.

“Si la idea está presente tanto en Zuazo como en Cardona, es porque, de alguna manera, habría una cierta intención municipal que la sustentaba, aunque yo no la encontré en mis investigaciones. Probablemente ahí radique la respuesta de por qué se decidió crear una imagen tan artificial en un paraje excepcional. Yo nunca lo entendí, ya que pertenezco a una generación que se educó en el amor a la naturaleza.”.

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