En esta última semana, he tenido la suerte de encontrarme en la playa con una de las estrellas de la fauna marina de nuestro archipiélago. Un enorme angelote de aproximadamente 1,70m de longitud se paseaba estos días por los arenales de la playa. El tiburón ángel o angelote (Squatina squatina) es la especie de tiburón más frecuente de ver en la inmersión. Tiene un aspecto aplanado y una coloración marrón-parduzca que le permite camuflarse perfectamente en los fondos arenosos. Durante el día suele permanecer enterrado en la arena descansando y por la noche presenta una mayor actividad, pudiendo observarlo desplazándose por el fondo con el impulso de su aleta caudal. Su táctica de caza consiste en enterrarse y permanecer a la espera a que alguna presa se sitúe justo encima para capturarla velozmente, succionándola con su enorme boca. En los meses de invierno se acerca a aguas más someras para reproducirse, no obstante, rara vez se observan individuos adultos en la playa debido a la escasa profundidad y a la presencia de la barra. Sin embargo, en los meses de verano podremos ver ocasionalmente alguna cría que busca refugio y comida fácil en aguas poco profundas. En cuanto a su actitud, suelen ser bastante tranquilos ante la presencia de buceadores y no suponen peligro para los bañistas. Pero nunca se debe molestar, tocar o acorralar, pues puede presentar reacciones agresivas en estos casos. Por último, cabe destacar que las Islas Canarias son el único punto del mundo en el que encontramos actualmente poblaciones estables de angelote. Esta especie está catalogada como “en peligro crítico de extinción” según la Lista Roja de la UICN. Por ello, enfatizo nuestro deber de actuar conforme a la conservación de este animal. Por supuesto, su captura está totalmente prohibida. Así que, en resumen, disfrutemos de los tesoros que alberga nuestra playa.
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