Aquellas sí eran campañas publicitarias agresivas. Estabas tranquilamente tomando el sol en la playa de Las Canteras y, de repente, pasaba un helicóptero o una avioneta lanzando camisetas, botellas o pelotas de plástico. Cualquier cosa que te animara a lanzarte al agua e ir a buscarlo nadando.

Las imágenes que ilustran esta información son de la familia Bumann. Walter Bumann, Director de Marketing de Seagram Co. Ltd., fue el gran estratega de las campañas publicitarias de esta empresa, que distribuía, entre otras marcas, los whiskys 100 Pipers y Passport.

Muchos domingos y días festivos de los años 80 revolucionaron la playa de Las Canteras. Las fotos tomadas por el fotógrafo Momito muestran al helicóptero Sikorsky de la compañía Helicsa volando muy cerca de la arena de la playa, lanzando los regalos publicitarios y cómo la gente de la playa se activa rápidamente para ir a buscarlos. Fueron muchas las carreras, las nadadas a toda velocidad y alguna que otra disputa por conseguir uno de los trofeos publicitarios que caían desde el cielo canterano. Sin olvidarnos de los sustos que pasaron muchos al tirarse al agua, alejarse de la orilla y tener dificultades para regresar, agotados por el esfuerzo. Eran otros tiempos, y el efecto publicitario buscado, sin duda, se lograba.

Anécdota de Don Ignacio Macelín, quien fue el piloto del helicóptero de la compañía Helicsa que realizó dichas campañas publicitarias.

“Helicsa consiguió un contrato para anunciar los fines de semana el whisky Passport, que en aquel entonces acababa de salir al mercado en Canarias. Este anuncio se hacía con el S-58T LN-OSE (después matriculado como EC-DDR) y consistía en lanzar desde el helicóptero grandes pelotas de plástico infladas sobre las playas más concurridas de la isla, para no lastimar a los bañistas. Lo curioso es que los representantes del whisky Passport que me acompañaban en el helicóptero tomaban whisky Etiqueta Negra, así que el que anunciaban no debía ser precisamente de alta calidad…

Un día se nos ocurrió que, para darle más espectacularidad al vuelo, podríamos llevar a cabo el lanzamiento con una señorita colgando de la grúa del helicóptero. Una de las secretarias de la empresa Helicsa se ofreció como improvisado reclamo, y allá nos fuimos con ella colgando hacia el sur de Las Palmas. En el Aeródromo de El Berriel, como la muchacha ya estaba cansada de flotar por el aire, la metimos dentro del helicóptero. No sé cuánto duró ese contrato, pero al parecer las ventas fueron muy cuantiosas, a pesar de la dudosa calidad del whisky…

Estos vuelos también los aprovechábamos para llevar a cabo el entrenamiento de pilotos con el S-58T. Así se formaron varios compañeros que llegarían a ser grandes pilotos del S-58T.”

Fotos: Familia Bumann