P.¿Puedes hablarnos un poco de las facetas artísticas que has desarrollado?
R. He sentido desde siempre una gran curiosidad por todos los aspectos de la creación artística. De esta manera, he mantenido “relaciones” más o menos estables con distintos ámbitos de la cultura, con los modos y maneras de crear, sujetos a mi tiempo y a las distintas manifestaciones del hecho artístico. Toqué el fanzing, la poesía, el cuento breve, y las marionetas, casi todos como una manifestación artística grupal, lo que le daba un valor añadido pues significaba mi socialización en los años de aprendizaje. La escultura y la instalación espacial las conocí más tarde y sigo insistiendo, pues no ha terminado de sorprenderme sus posibilidades. De este apartado destacaría la serie “Balcones”, unas instalaciones en el espacio público/privado del balcón de mi casa, que modificaba cada seis meses aproximadamente y en el que gozaba de una entera libertad. Utilicé paraguas, CDs, bolsas de plásticos, maderas, aluminio. Creo que en los cinco años que duró la aventura establecí un espacio insólito en la ciudad de Las Palmas. Todavía hoy, con el tiempo que ha pasado, muchas personas me recuerdan y hablan de estas obras como algo muy hermoso que habría que seguir haciendo (yo, Teresa, soy una de ellas). Al abandonar aquella residencia perdí un balcón, pero gané (no un cuarto de baño, dixit Sabina), sino una fachada, que es mi nuevo espacio de inspiración.
Siento una rara atracción por los objetos pobres, por los materiales que en principio no estaban pensados para formar parte de la obra artística. Me gusta sobremanera sacarlos de su lugar designado y revestirlos de solemnidad para que el público los pueda observar con otros ojos y si es posible despertar su admiración. Botellas de cristal y plástico, lana de acero, cartón, cajas de frutas, estopa, manguera, recubrimiento de fachadas…, me interesan porque son un desafío.
Las cometas, el juguete y la ciencia me acompañan desde mi infancia. De aquellos artilugios de caña de barranco y papel de seda tengo un recuerdo imborrable.
P. ¿Cuándo tenemos noticias de las cometas en occidente?
R. Marco Polo fue la primera persona que describió la forma y uso de la cometa. En su famoso “Libro de las maravillas” o “El millón”, hace la primera descripción de la que tiene noticias occidente de cómo se construye una cometa y cómo se vuela. En los siglos XVII y XVIII se hizo muy popular el vuelo de cometas en los jardines de Europa. Esto lo podemos apreciar en pinturas y grabadas de la época, en la que se ven a grupos de niños corriendo mientras tiran de carretes de hilo que portan cometas. En los inicios del siglo XX el secreto de su construcción debió estar muy extendido entre las capas populares, pues era un juguete del que participaban grandes y pequeños. En Gran Canaria, lugares como Gáldar, Guía, Arucas y los barrios altos de la capital tenían su “tiempo de cometas”. Creo que con la llegada del desarrollismo, al tratarse de un objeto bastante pobre, su uso decayó hasta casi el olvido. La aparición en los años 70 de la cometa acrobática o de dos hilos supuso un nuevo despertar, pues nos ofrecía la posibilidad de ser los protagonistas de sus movimientos, de sus bajadas y subidas, picados y caracolillos; nos quitó el placer de construirlas pero se nos otorgó las nuevas sensaciones del pilotaje. En la actualidad se diseñan de tres y cuatro hilos, con lo que se ha conseguido un control casi absoluto de los movimientos.
P.¿Cuánto tiempo hace que fabricas cometas?
R. Si me lo permites, primero me gustaría contar brevemente cómo me reencontré con este mundo.
Yo jugaba con cometas cuando era un niño en Cádiz, donde nací y donde las llaman “panderos”. Después la vida tomó otros derroteros y ya en Gran Canaria, donde resido desde los 10 años, no volví a saber nada de las cometas hasta el año 90 (del siglo pasado). Por aquel entonces colaboraba con un colectivo de marionetas que se llamaba Tamascha, con cuyos espectáculos viajábamos a las islas. En uno de esos viajes con el grupo me encontré un libro que me llamó la atención: “Cómo hacer cometas”, lo leí, me entusiasmé e hice todos los modelos que se proponían; me asombró el retorno de los recuerdos de mi infancia y vislumbré que se aquel objeto tenía muchas posibilidades. Junto a compañeros de Schamann y aprovechando la infraestructura de la Casa de La Juventud del barrio montamos el “Club de cometas San Borondón”, una revista que se llamaba “Rokkaku” –cometa tradicional japonesa-, y le ofrecimos al ayuntamiento de Las Palmas organizar una fiesta anual dedicada a las cometas, un festival que aún hoy seguimos celebrando y que en breve tendrá su cita en la plaza del auditorio. Cumplimos catorce ediciones, que es la edad que tiene el edificio. Antes habría que añadirle seis festivales que se llevaron a cabo en la arena de la playa, a la altura del hotel Reina Isabel. En total unos veinte años.
P. ¿Existen muchas personas que se dedican a este arte en la isla?
R. No hay muchas personas que se dediquen a esto, es un arte relativamente minoritario, lo cual me parece interesantísimo, yo huyo de las masas.
P. ¿Hay muchos tipos de cometas? Y ¿varias utilidades?
R. Hay muchas utilidades como la fotografía aérea, levantar pesos, fly surf, salto con cometa, triciclo tirado por cometa, aportación a la publicidad, apoyo a la insumisión (apoyamos a un insumiso que estaba encarcelado hace más de 20 años volando una cometa por encima del patio de la cárcel). En países como India, Pakistán, Afganistán hacen “combates de cometas” que consiste en cortar el hilo de la cometa enemiga y la cogen (se supone que el que más cometas consiga atesorar sea el ganador). El hilo lleva impregnada una capa de cristal molido que lo convierte en una especie de papel de lija que al friccionar el hilo de la cometa “enemiga”.
P. Al realizar cometas ¿sigues una tradición en formas, colores, estructuras…o vas creándolas de manera diferente?
R. Tiene que cumplir determinadas leyes para que vuele, aunque las normas están para transgredirlas una vez que las dominas. A partir de unas proporciones se puede empezar a jugar y cambiar cosas pero siempre tiene que poder volar. A los niños se les enseña a construir una cometa según las reglas más tradicionales o básicas para que vean que pueden construir algo que sea capaz de levantarse del suelo y volar.
P. ¿Qué material se utiliza normalmente para su fabricación?
R. Hay que entender que los materiales que se usaban eran los que se tenían más a mano, comprar cosas como lo entendemos ahora sería en casos muy especiales. Por ello se hacía uso de la caña de barranco que tiene poco peso y una gran flexibilidad, el papel de saco de cemento y el hilo de carreto, para la cola o rabo se usaban trozos de tela que le daban esa imagen tan característica, para fijarlo todo el pegamento era harina con agua, papa sancochada, plátano y hasta la savia de la platanera. Más tarde se incorporó el llamado papel de seda o de cometas. Actualmente existen una gran cantidad de nuevos productos con los cuales podemos conseguir una mayor durabilidad, crecer y ahorrar mucho espacio para su transporte. No obstante, me gustaría indicar que cuando hacemos talleres de iniciación, los materiales que usamos no difieren mucho de los más tradicionales.
P. ¿Qué condiciones meteorológicas se tienen que dar para que vuelen correctamente?
R. Las condiciones óptimas son tener un viento de dirección constante entre 12 y 30 km/h, sin rachear, que no llueva y sin mucho frío. Si además tenemos la fortuna de encontrarnos un día está soleado, todavía mejor, pues los colores tendrán una mayor intensidad. En canarias somos muy afortunados de poder disfrutar de los alisios.
P. ¿Has participado en algún concurso?
R. Este mundo es poco competitivo, he participado en Barcelona y Marsella pero no se establece una guerra, es más el placer de hacer cosas nuevas, modelos más grandes o diferentes.
P. ¿Qué significa diseñar y hacer volar una cometa tuya?
R. Es construir un objeto que es más pesado que el aire, dándole determinada forma y después ver el resultado. Por algo tan invisible como el viento es capaz de volar, de tomar vida propia aunque siempre tiene que estar atada, es un objeto cautivo, no puede volar sin nuestra colaboración. Por lo tanto tiene que darse cierto equilibrio entre su resistencia y la fuerza del viento.
P. ¿Qué sensaciones tienes cuando echas una cometa al aire?
R. La sensación de controlar la cometa en tus manos es indescriptible.
Es un desafío, un placer, sentir la fuerza del aire, los colores que le dan belleza, apreciar los diferentes tamaños, las formas y modelos más sencillos y también los más originales. A mí me hace feliz “ver a la gente feliz” cuando llenamos un trozo de cielo de cometas, originando un impacto visual, y ves que las personas se paran para mirar y en sus caras ves que se preguntan cómo puede estar tan alta, o cómo puede dar vueltas sin parar…, de alguna manera origina reflexión y admiración, creo que no hay tanta distancia entre esto y los balcones que mencionamos al comienzo.
P. Háblame de la playa de Las Canteras como espacio para volar cometas.
R. Vivimos en un enclave maravilloso con un gran frente marítimo, con sol todo el año y un viento suave y todo esto sin salir de la ciudad. El alisio es un viento muy favorable para volar cometas, el sol es otro factor positivo y el espacio del Auditorio es extraordinario para esta actividad. Solo hay un “pero” y son las farolas, hay que tener mucho cuidado para evitar que los hilos y los rabos se enganchen. Creo, que además las farolas también entorpecen la mirada sobre el edificio del auditorio. Originalmente la luz estaba situada en el suelo para que nada vertical afease la gran obra de piedra que es el edificio. Si con mi trabajo de divulgación de las cometas, y la gran colaboración de los amigos que siempre me acompañan, conseguimos que el espacio tenga este uso preferente, nos daremos por satisfecho. Además, por lo pronto, el viento es gratis… ¡hay que aprovecharlo!
Muchas gracias, ha sido un placer hablar contigo.
Gracias a Thaidi Llamas y a Tino Armas.
Entrevista y foto superior: Teresa Ceballos