Acabo de leer el episodio que ha contado mi primo Pedro Pablo ( Mi bote “Grande”). Que buenos recuerdos…En segundos me ha pasado por la mente aquella mañana. Los billetes no solo estaban en al arena, alrededor del bote, también en el agua. Los cogimos – eran muchos-y no había tanta gente como de costumbre en la playa. Incluso nos tiramos encantados al agua a recoger los que flotaban. Lo hicimos muy rápido, casi todos sabíamos nadar o por lo menos flotar, entre risas y muchos nervios. Quizá hasta con un poco de miedo. Estaban ahí. De todas las cantidades que había en papel. Nadie reclamo nada. Ni al día siguiente ni nunca. Un autentico misterio. En realidad fue un día muy divertido.
Después de haberlo secados donde pudimos, en la azotea, moviéndolos con las manos, posiblemente lo gastamos en el Cine Astoria (2.50 Ptas. la entrada) o comprando barquillos o pirulíes.
Me parece que estos costaban media peseta.
Todas las tardes pasaban los vendedores que venían desde Guanarteme y llegaban hasta La Puntilla por toda la playa. Éramos sus clientes fijos. Casi siempre a la vuelta venían con las cestas vacías.
Espero que mi primo Pedro Pablo se acuerde de mas vivencias que nos hagan volver a nuestra infancia.
Miguel Antonio Alonso Marrero.
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