Diario de Las Palmas. Abril 1982.
Un proyecto inicial de ganarle al mar trescientos mil metros cuadrados, encontró la oposición del ayuntamiento porque podría afectar a la playa de Las Canteras.
No obstante, la zona podría ser acondicionada al igual que se ha hecho en otros lugares, construyendo un puerto deportivo y una playa artificial, e incluso una villa marinera que tendría un gran atractivo turístico.
En este tercer capítulo de la serie «Las Palmas, año 2000», abordamos la urbanización de una de las zonas de La Isleta, que tiene un gran potencial turístico si se respeta tanto su paisaje como su equipamiento urbano. Nos referimos concretamente a la llamada Playa del Confital, que se extiende desde casi el punto de acceso a esa zona del litoral en la margen derecha de La Isleta, hasta la punta del Confital, en un recorrido de casi dos kilómetros de largo.
Actualmente, esta área constituye un grave problema para el Ayuntamiento por diversas razones. En primer lugar, la proliferación masiva de casetas, barracas y chabolas que, en los últimos años, se han instalado en la playa de manera casi permanente. Esto ha generado problemas significativos, como la falta de servicios sanitarios, la acumulación de basura y otros residuos, y el abandono de mobiliario viejo. Como consecuencia, han aparecido grandes ratas, lo que supone un riesgo de enfermedades infecciosas.
Cada año es más urgente urbanizar esta zona de La Isleta, pero el desalojo de los residentes de esas chabolas y casetas plantea un problema social considerable. La urbanización del Confital es un tema antiguo y bastante polémico. Desde 1965, las corporaciones municipales han expresado su rechazo total a los proyectos de infraestructura y acondicionamiento de terrenos ganados al mar, argumentando que estas obras podrían amenazar la conservación de la Playa de Las Canteras.
La empresa «Confítal S.A.» proyectaba ganar al mar un total de 297.320 metros cuadrados, incluyendo la playa en bajamar, para construir un núcleo residencial. En aquella época, el presupuesto de este proyecto ascendía a unos mil millones de pesetas.
Mientras tanto, la empresa continuaba agilizando sus trámites ante el Ministerio de Obras Públicas y Dirección General de Puertos, por la otra parte, el Ayuntamiento mostraba desde el primer momento su desagrado a este proyecto.
La crisis del turismo en Canarias a finales de la década de los años 70 fue, posiblemente, la causa de que el proyecto de urbanización del Confital quedara aparcado y, finalmente, casi abandonado en lo que respecta al plan inicial.
Haciendo un recorrido por la historia de este «affaire» urbanístico, en un pleno extraordinario del 28 de marzo de 1974 se acordó, por unanimidad, interponer el correspondiente recurso de reposición contra una resolución favorable por parte del Ministerio de Obras Públicas a la citada empresa inmobiliaria.
Ante esta disyuntiva, una cosa queda bastante clara: la necesidad de respetar el contorno del litoral del Confital, evitando cualquier obra de relleno de terrenos ganados al mar que pudiera afectar en el futuro a la playa de Las Canteras, patrimonio de los ciudadanos de Las Palmas. El proyecto de urbanización, al pretender robarle terrenos al mar, constituye un atentado contra la naturaleza.
Un proyecto sugerente
¿Cuál será el futuro de esta zona del litoral de La Isleta? ¿Qué proyectos podrían llevarse a cabo para salvarla en beneficio de un uso comunitario, antes de que la especulación se apodere de estos terrenos? Es indudable que, de cara a los próximos 20 años, el Ayuntamiento de Las Palmas debería llevar a cabo la urbanización del Confital, pero considerando a los residentes de aquel popular sector, para que puedan disfrutar de la playa, hoy de piedras.
En nuestros viajes por la Costa del Sol, Costa Brava, Norte de España, Mediterráneo y Sur de Francia, hemos observado cómo a lo largo de sus litorales se han construido playas artificiales con diques de abrigo. Un buen ejemplo lo tenemos muy cerca, en el sur de nuestra isla, con las playas de Pasito Blanco, Tauro, Taurito y Puerto Rico, y en un futuro próximo, Arguineguín y Mogán. Nos preguntamos si no podría hacerse lo mismo con el Confital: construir un puerto pesquero-deportivo, con un dique de abrigo, saliendo desde la punta.
Esto resultaría en una amplia zona abrigada, donde se construiría una playa artificial. En esa zona podrían instalarse muchos de los pescadores que actualmente tienen sus barquillos en el extremo de la playa de Las Canteras, en el lugar conocido como La Puntilla. Una idea sugerente para completar este puerto pesquero-deportivo sería la construcción de una villa marinera o residencial, similar a Puerto Banús en la Costa del Sol.
En estos días de Semana Santa, hemos sido testigos de cómo la playa de Las Canteras se está quedando pequeña para los miles de bañistas que acuden a ella.
Es indudable que es necesario crear nuevas playas y lugares de baño para la población de la ciudad.
A lo largo del litoral de las cercanías de Las Palmas, hay zonas donde se puede intervenir con imaginación e iniciativa. Los técnicos urbanísticos del Ayuntamiento deberían iniciar los estudios y anteproyectos para la creación de estas nuevas playas en áreas como La Laja, Confítal, la Cícer y el litoral del Polígono de Jinámar.
En resumen, de cara al año 2000, cuando la población de Las Palmas rebase los seiscientos mil habitantes, nuestra hermosa playa de Las Canteras no podrá dar cabida a este aumento demográfico. La única solución: crear nuevas playas.
(Algunas palabras del texto pueden diferir del original debido al método utilizado para extraer dicho texto de la hora del periódico)
Por José Ferrera Jiménez
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