La ventana mágica

Han pasado cinco meses desde que estuve en Las Canteras por última vez y ya la nostalgia empieza a hacer de las suyas. Echo de menos el salitre, la arena, los charcos y el agua de esa playa que no tiene comparación posible con ninguna otra: espesa, envolvente, perfumada de marea profunda y viva, limpia.

Ahora en La Laguna se nota ya el frío. Las clases me llevan casi todo el tiempo y paso muchos ratos en casa, al calorcito de la calefacción. Los fines de semana voy a ver el mar; en el sur todavía se puede estar sin mangas como en verano y puedo darme algún baño aunque el agua ya esté fría. En el norte el mar es un espectáculo y me paso buenos ratos disfrutándolo. Pero la nostalgia de mi playa sigue ahí.

Me asomo a esta página como a una ventana mágica desde la que puedo ver el mar, la luz, los reflejos cambiantes en el agua, las mañanas en la orilla, los atardeceres. Primero miro las últimas fotos que siempre me reconfortan y me acercan un poco; luego leo las novedades y me detengo en los recuerdos de los playeros, después paseo por las fotos antiguas. Y vuelvo otra vez a las fotos más recientes para empaparme de mi playa y acercarla a este invierno lagunero que avanza lentamente humedeciendo las viejas calles y envolviéndonos en su neblina gris.

Texto: Lolina Marrero.

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