La playa de Las Canteras es noticia por el dragado de arena que, por fin, se está realizando tras varias décadas denunciando que la acumulación de arena amenazaba con colapsar la playa y se podía constatar en que ya podíamos llegar andando a a la barra, sorprendiendo a quienes –de pequeños- sufríamos para llegar nadando hasta esa barrera natural. Como siempre, cualquier actuación en Las Canteras genera polémica, pero los inconvenientes para restaurantes, usuarios y comercios se tornarán en beneficios para la ciudad en muy poco tiempo.
Otros que están de enhorabuena son los nudistas, un colectivo que ¡por fin! podrá disfrutar con una zona para el despelote en El Confital. Esta decisión del Ayuntamiento hace que la playa crezca en prestaciones, consolidándose como una de las playas urbanas del mundo con más opciones para su disfrute, además de ser de las pocas playas del planeta que se disfrutan las 24 horas del día casi todo el año.
No queda muy lejos la época en la que el obispo, Antonio Pildáin Zapiáin, arremetía contra los numerosos mirones que observaban a las mujeres nórdicas que arribaron a nuestra isla gracias a la consigna del entonces ministro de Información y Turismo, Manuel Fraga, cuyo lema era “todo por el turismo”. De hecho, hay quien afirma que Pildáin impuso que hombres y mujeres no estuvieran juntos en la playa, sino separados. Aunque no he podido confirmar si esa instrucción fue cierta (España era un país católico y el Concordato daba mucho poder a la Iglesia), y si era para Las Canteras, Las Alcaravaneras, o para ambas playas capitalinas.
Esta decisión municipal demuestra que hemos superado los tiempos en los que unos pocos controlaban la sociedad, su moral, su ideología e imponían sus prejuicios y complejos, reprimiendo nuestro cuerpo con argumentos tan ‘objetivos’ como la impudicia, descaro o desvergüenza. Aquellas sotanas y hábitos recatadísimos era el modelo que consideraban adecuado para la sociedad sometida a la dictadura política con el apoyo de la curia.
Así que, cuando dentro de poco podamos bañarnos desnudos en El Confital, habremos superado en parte esa etapa de censura y represión. Aunque habrá quien piense lo contrario, que es un atentado contra su moral, por lo que le recomiendo que mire para otro lado y busque una manera de disfrutar de la vida sin perjudicar a los demás.
Míchel Jorge Millares.
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