Peña de la Vieja, conato de islita,
que asomas a la Playa de Las Canteras,
y haces de trampolín de los seres ociosos
que disfrutan del mar y de la brisa marina,
del alisio amistoso, de la arena dorada.
Peña de la Vieja, trozo de la Barra escapado
para retozar con los tiernos infantes
que piensan que eres la isla de la aventura.
Y te conquistan sin armas ni violencia,
sólo con caricias de manos inocentes y suaves.
Peña de la Vieja, que tímida te escondes
ante el fragor del oleaje en mareas llenas
o muestras tu morena faz y sonriente
cuando se ha alejado la pavorosa tormenta.
J.M. Balbuena