Bueeeno, pues con el capítulo de esta semana alcanzamos la cifra de 40 en nuestra serie. Quién nos iba a decir a Tino y a mí, cuando arrancamos hace ya unos dos años, que íbamos a llegar tan lejos. Sin duda el impresionante ecosistema de Las Canteras despierta un gran interés entre los amantes de esta playa.
Para celebrar el número 40, hoy rendiremos homenaje al escenario que ha servido de fondo a la serie recorriendo un buen trecho del mismo a través de un puñado de imágenes. Avanzaremos siguiendo las fotos de izquierda a derecha y de arriba a abajo.
Entramos por el charcón para deleitarnos con la hermosa herradura que forman sus numerosas rocas (foto 1). Antes de abandonar el interior nos dejamos caer hacia la derecha y echamos un vistazo (foto 2), pues entre los rajones que allí abundan podemos ver interesantes crustáceos como la jaca o el cangrejo araña.
Salimos de la charca y ponemos rumbo directo a la barra. Por el camino nos zambulliremos buscando pequeñas cuevas (foto 3) y grandes peñones (foto 4) interesantes también para los que buscan vida en el mar.
Antes de llegar a la barra encontramos una zona completamente regada de algas pardas (foto 5) y de gran interés biológico, pues aquí suelen avistarse los ejemplares más grandes de Las Canteras.
Y llegamos a la barra (foto 6). A esta altura de la playa el arrecife está sumergido y hecho añicos, lo que hace a la zona especialmente peligrosa debido a las corrientes venidas de mar adentro.
Ahora viramos a la derecha, rumbo a la puntilla. Pasado el pasadizo nos topamos de forma consecutiva con dos tipos de suelo completamente distintos. Primero una zona rocosa (foto 7) parecida al suelo volcánico típico de las islas, donde apenas encontramos rastro de vida y, siguiendo a esta, una extensa zona repleta de algas verdes (foto 8) que contrasta brutalmente con la primera y nos deja directamente sobre la barra grande.
Nadando por el insigne arrecife disfrutaremos de la fauna de Las Canteras en su máximo esplendor (foto 9): sargos, salemas, fulas, doncellas… nos acompañarán en nuestro recorrido en dirección al istmo.
Y llegamos a la puntilla, final de nuestro estupendo recorrido. Mientras sorteamos las barquillas de los pescadores buscando la orilla, no perdemos de vista el fondo, pues este conserva algunos de los últimos resquicios de sebadales (foto 10) que aún nos quedan en la playa.
Pues ya estamos en la arena. El recorrido de vuelta lo haremos a pié, rememorando el estupendo escenario que acabamos de visitar, auténtico monumento a la diversidad marina y joya biológica de la ciudad.
¡A disfrutarla, Canteranos!
Manuel Marichal
http://www.manuelmarichal.com
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