¿Quién no ha abierto alguna vez los ojos estando bajo el mar y se ha sentido como rompetechos? Esa imagen desenfocada que vemos se debe al índice de refracción del agua, que tiene el efecto de desplazar nuestro punto de enfoque y colocarlo por detrás de la retina. Para resolver este problema se inventaron las gafas de buceo, cuya misión es simplemente colocar una bolsa de aire delante de los ojos de forma que el punto de enfoque se asemeje al que tenemos en superficie.
Pero a cambio de esta corrección se introduce una curiosa anomalía: debido al camino que atraviesa la luz hasta alcanzarnos (agua, cristal, aire, ojo) la imagen resultante no concuerda exactamente con la que vemos a través del aire. Bajo el agua los objetos parecen estar un 25% más cerca y ser un 33% más grandes, según se ha llegado a precisar. Este extraño efecto lupa hará que tengamos una idea un tanto exagerada del tamaño de los seres que no vemos nunca en superficie.
Precisamente por esto se me ocurrió zambullirme un par de veces (regla en mano) y medir algunos de los bichitos de nuestra playa a los que no solemos ver fuera del agua. Se prestaron amablemente al experimento los siguientes personajes: un alga cymopolia, una esponja verongia, una holoturia, el brazo de una estrella, un lagarto, y dos carmelitas juveniles a las que me temo que interrumpí el sueño con mi artilugio medidor. Apuesto a que más de uno se ha llevado una sorpresa con el tamaño de estos seres. ¿A que sí?
Pues bueno, ahí queda eso. Yo no sé si el tamaño importa o no importa. Lo cierto es que si alguno necesita que alguna parte de su cuerpo parezca más grande no tiene más que sumergirla en el agua… jajajajajaja
Un saludo, canteranos !!!
Manuel Marichal
Ayúdanos a seguir informando día a día sobre nuestra playa: dona
